EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA entraron talmbien en ella, como por ejemplo, nuestra Repd- blica hermana del Sur, los Estados Unidos del Brasil, no se les pida que envien sus ej6rcitos a Europa. Y cuando eso suceda, espero tranquilo quo los j6venes cubanos cumplirin con su de- ber para honor de la patrial. Y digo los j6venes porque los ejercitos en ninguna parte del mundo se forman principalmente sino con los j6venes, ya que los viejos son inftiles en ellos, y por eso cuando oigo de- cir "todos debemos ir" me sonrio, ya que, por ejemplo, mu- chos de los que aqui en el Senado estamos seriamos perfecta- mente initiles. Sr. Maza y Artola: Pero debemos empezar por ir nosotros. Sr. Torriente: En ninguna parte van los miembros de los poderes nacionales; 6se es un error del proyecto de ley, que no los exceptia. No ha establecido el mismo las exencio- nes como debi6 establecerlas. En ninguna parte del mundo se puede reclutar a los miembros de los Poderes Legislativos, Ejecutivo o Judicial. Tienen y deben por sus funciones es- tar exentos, y ese criteria de mi querido amigo el doctor Maza y Artola, tan infiltrado en algunas personas, ha tenido tal fuerza en la Cimara de Representaintes, que ha ocasionado el que copiAndose el proyecto que discutimos en much de la ley americana, ha omitido consignar esa excepci6n. Se po- dri dar el caio de que mariana a un Representante a la Cima- ra, que esti en ella para cumplir con un mandate del pueblo cubano; un miembro del Poder Judicial o a cualquiera otra de las personas que en otras naciones se exceptia; a un minis- tro de una religion, por ejemplo, se les reclute y se le made a pelear, cosa que no se hace, que yo sepa, en ninguna otra naci6n. A mis, a los hombres de cierta edad no se les envia a eso. Tengo la seguridad de que si algunos de los que aqui estamos, que fuimos soldados del Ejercito Libertador en la guerra de Independencia, fu6semos ahora a los campos de ba- talla de Europa, porque se made por la ley que todos vaya- mos, servirfamos de impedimenta. Estoy cierto de Ique el doctor Alberdi, el general Rodriguez Fuentes, el senior Co- ronado, el senior Jones, el doctor Figueroa, yo mismo, algfn otro de los senadores, seriamos ahora perfectamente infiti- les, y yo mAs que ninguno, porque hace unos cuatro afios, en un aeccidente de eaza, me fracture un brazo sin haberme cu- rado aun del todo.