LA ORATORIA EN CUBA rin el pueblo cubano por content y satisfecho si contara ahora con un ejercito igual a aquel que hizo la independencia para de- ferder el territorio de la naci6n! Yo recuerdo adn que cuando aquel ejercito glorioso, al man- do del heroico Lugarteniente, general Calixto Garcia, concu- rri6 al sitio de Santiago de Chba, junto con el valiente ejer- cito americano, e hicimos unidos rendir la plaza a los genera- rales espaiioles que la mandaban, una parte del mismo estaba formada de reclutas levados a filas conforme a las disposicio- nes legales de la Revoluci6n sobre el reclutamiento obligatorio. Muchos olvidan que en los campos de Cuba Libre y al cuidado de las autoridades revolucionarias vivian millares de families, y que entire los j6venes y los adults que formaban parte de las mismas se reclutaba principalmente nuestro ejer- cito, que de ellos se nutrian sus filas. Muchas veces en situa- ciones dificiles y precarias, sin oomunieaci6n de ninguna cla- se el Ejrcito Libertador con las zonas enemigas, les era a nuestros compatriotas de las eiudades del todo impossible sa- lir al campo. Cuando los recursos de la emigraci6n faltaban, no venian expediciones del extranjero, y si 6stas llegaban, el nimero de hombres que traian era insignificant. Por todo eso las filas habia que nutrirlas, cuando el plomo enemigo, la miseria o las enfermedades las diezmaban, con el reelutamien- to forzoso, si no era suficiente el voluntario; y si entonces los j6venes cubanos tenian a honor y a gloria, en una 6poca de gue- rra sin cuartel, figurar en el Ejercito Libertador y luchar con las armas por la independencia de su tierra, i que menos pueden los j6venes de ahora haeer que aceptar figurar, en la proporci6n que se sefiale en esta ley que laboramos, en el ejer- cito de la Repiblica, para afirmar la independencia-que nos cost tanto a los que ya somos viejos o vamos para ello, lograr para Cuba-para mantener sus prestigios-, y para que si en el mafiana sucede, como yo preveia en diciembre, que sue- ne la hora en que a toda la America se le lame a las filas del combat contra los Poderes Centrales, Cuba se encuentre pre- parada para ello y pueda cumplir su deuda sagrada con la patria de Washington, de Roosevelt y de Wilson, y con las naciones de Europa, a las que ha unido su suerte. La Constituci6n, en su articulo 9', estableee la obligaci6n del cubano de servir a la patria con las armas en los casos y for- ma que determine las leyes; pero es indudable que nunca se