LA ORATORIA EN CUBA pasiones, ni por todo aquello que ha conmovido hasta en sus cimientos iltimamente al eubano, y tan grande y tan patrio- ta como el americano, en los primeros moments de la decla- raci6n de guerra, muchos de sus ciudadanos entendian que no tenian por qu6 mandar un 2jercito a Europa, y algunos com- batieron el que se votara la ley que ha permitido el reclu- tamiento obligatorio, ya que la ley de servicio selective, vota- da por el Congreso americaro, no es mas que una ley de re- clutamiento obligatorio durante la actual guerra. En los Estados Unidos observe yo tambien c6mo vari6 la opinion piblica, no ya solo por el propio modo de pensar de sus hijos mis importantes, de aquellos que como Wilson, co- mo Roosevelt, como Taft, como Wood, influyen tanto en esa gran naci6n, cada cual desde la posici6n en que se encuentra colocado, los unos en el poder o en la oposici6n, los otros en el ejercito, sino tambi6n por la excitaci6n de poderes extran- jeros, del Gobierno de Inglaterra y del de Francia. Las mi- siones de Viviani-Joffre, la francesa y la de Balfour, la in- glesa, convencieron a aquel pueblo y a sus gobernantes de que era necesario former un gran ejercito y cuanto antes mandar- lo a Europa, porque la deserei6n de Rusia de la guerra po- dia implicar graves dificultades para los aliados. Y eso ha sido declarado tan pfblicamente, que yo he leido no hace mu- cho, con motivo de un discurso del gran orador de Francia y President que fu6 de su Consejo de Ministros; RenB Viviani, que con el glorioso mariscal Joffre vino en tan hist6rica misi6n, que el eminente hombre de Estado Gabriel Hanotaux, al hablar de la fiesta de la Asociaci6n Francia-Am6rica, el 30 de noviembre de 1917, en que tambien lo hiciera Viviani, atri- buy6 at aquella el xito principal de la intervenci6n efectiva, real y poderosa de los Estados Unidos de America en la guerra. El problema de Cuba, volviendo a 6l, es muy distinto al de los Estados Unidos de America. Somos un pueblo pequefio, de los mis pequefios del mundo, y aquella es una naci6n gran- de y poderosa, quizAs hoy la mis grande y poderosa de la hu- manidad; pero es indudable que el mismo process que yo vi alli de formaci6n de un ideal distinto al que se tenia en el momen- to de entrar en la guerra, se ha ido poco a poco elaborando aqui, y ya todos, hoy por lo menos, reoonocemos que un pais que ha entrado en la guerra no puede vivir tranquilo y satis- fecho solamente confiado en la guard de su vecino; que por 241