228 EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA ensefia alentadora que encarnara la supreme aspiraci6n de un pueblo digno. Maceo, siempre con la mente fija en Cuba, se install defini- tivamente en Costa Rica, lamado por el president Iglesias; y en uni6n de various de sus compafieros emigrados, foment6 una colonia agricola en el Estado de Nicoya. iY hasta alli fu4 a perseguirlo el gobierno espafol, el eual solicit del de Costa Rica la expulsion del ilustre rebelde del territorio costarri- queflo! Iglesias se neg6 a tan mezquina demand, y Maceo y los suyos permanecieron en Nicoya. El invicto soldado seguia siendo la pesadilla de Espaia; ella temia que las ondas areas, anticipdndose a la voluntad de Marconi, trajesen a Cuba los alientos rebeldes del caudillo, los germenes de una nueva revo- luci6n que destruyera los cimientos del poder secular que en todo tiempo fue, en tierras de America, simbolo de sangre y exterminio... Muy pronto habria de sonar en el reloj del tiempo la hora de las grandes reivindicaciones. Mientras Maceo, desde los es- carpados montes de Nicoya, interrogaba al horizonte, querien- do descubrir la nube propicia que habria de producer la prime- ra chispa, precursora de la nueva conflagraci6n, Marti, el su- blime e incansable Ap6stol, realizaba la magna labor de aunar voluntades, eslabonar conciencias, unir corazones cubanos en la emigraci6n, predicar la doctrine revolucionaria y solicitar por todo el Continente Americano apoyo y piedad para la pa- tria esclava. Y su voz no se perdi6 en el espacio, ni fueron est6riles sus esfuerzos titinicos. Y una maiana surgieron en Baire los vivos resplandores de la sofiada aurora. Los clarines guerreros tocaron llamada, e inmediatamente se agruparon en derredor de la gloriosa orifla- ma los primeros soldados de la redenci6n. El grito de ilnde- pendencia o muerte!, lanzado a los vientos por la voz tonante de la rebeldia, estall6 en el espacio: el eco lo llev6, a travys de los mares, por todos los ambitos del mundo, llamando a los buenos a la lucha. El sol de la libertad irradi6 en todas direcciones su potente lumbre, anunciando el glorioso resurgir del sacro- santo ideal... Maceo percibi6 el insinuante clamor, vislum- br6 la nube propicia y, reuniendo a los suyos, repiti6 la heleni- ca consigna. Y, pocos dias despuBs, apareci6 frente a las costas de Baracoa, la goleta Honor, tripulada por un pufiado de va-