LA ORATORIA EN CUBA Mas bien no estaria, pues, del todo infundado eualquier re- celo de los liberals, respect a la conduct que aquellos que lo secundaran podrian seguir, y lejos de manifestar siquiera la menor suspicacia, no tienen inconvenient en que fuera ese conservador el que provisionalmente ejerza la Presidencia du- rante este period electoral, con tal de que no sea el que hoy la ocupa, seguramente para que no sea al mismo tiempo juez y parte en la contienda, por ser a lo que principalmente tien- de el proyecto, apotegma juridico que si en otros paises, co- mo en los Estados Unidos, parece que no se observa en estos casos, es porque las leyes tanto como las costumbres piblicas son completamente distintas a las nuestras y la maquina elec- toral queda sustraida a la acci6n de los Poderes Piblicos has- ta donde result possible. Pero en estos paises latinos, donde nuestra organizaci6n electoral, nuestra manera de ser y la fal- ta de educaci6n civic impiden al Primer Magistrado de la Naci6n o a cualquiera otra autoridad, cuando es parte en un process de esta clase, Ulegar a ser completamente impartial, ni aun queriendolo, no puede de ninguna manera dejar de ob- servarse. Y he ahi c6mo este razonamiento me lleva como de la ma- no a la tercera de las impugna'ciones que se le hace a mi pro- yecto de ley, en relaci6n particularmente conmigo, o sea con su autor. Se dice que propuesto por un conservador, constitute un acto de rebeldia y de indisciplina inealificable, que yo he de- bido antes acudir a mi partido, y consultarle si era o no con- veniente hacerlo y que s6lo, despubs de autorizado expresa- mente por 61 es que eupo que lo presentara, agregandose que la prueba mas evidence, de que el proyecto atenta a los inte- reses del Partido Conservador, se hall en que lo prohija el Partido Liberal, habiendose ido tan lejos en esta apreciaci6n que hasta se me ha supuesto en pactos bastardos y secrets con sus jefes, cuando no he celebrado ni una sola conferencia acer- ca del Proyecto con ningin liberal y el apoyo que espontanea- mente han decidido prestarle mis bien me ha sorprendido, pues quienes crei que desde los primeros moments se apre- surarian a apoyarlo con el mayor entusiasmo serian mis pro- pies correligionarios, porque a nadie mas que al Partido a que pertenecemos conviene, como presto lo voy a demostrarp aun a riesgo de exponerme a que mis razones acaben por desper-