204 EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA dos Unidos, yo quiero que me digan los sefiores senadores si no es una grave imprudencia acostumbrar a los cubanos a la venta de todos sus derechos, tritese de los mas baladies o de los mas sagrados. los enajenen por poco o por mueho dinero. SNo es abrir en nuestro pueblo peligrosos canales de tenden- cias, de 6sos a que se refiri6 el c6lebre professor de psicologia de la Universidad de Cornell, Mr. Bradford Fitchener, al de- cir que por ellos se inclina luego la voluntad a dirigir sus ac- ciones de modo automAtico e inconsciente, y que es muy dificil detenerla aun haciendo para ello los mayores esfuerzos? Estos canales de tendencies que tan torpemente se han abierto en nuestro pueblo, no nos ponen mis a merced, se- nores senadores, de la gran naci6n que nos protege, pero que tambien nos fascina, nos seduce con su gran poderio, con su inmensa riqueza? Y por virtud de esa influencia, no esta- mos expuestos a ser sorprendidos cualquiera mafiana, al des- pertarnos, con que ya no 6ramos libres, sino que habiamos vuel- to a la condici6n de esclavos? Por eso nunca tanto como ahora es peligroso jugar con fuego, y conviene tener present que el mejor de los dados es no jugarlos. Si una reelecci6n puso a la nacionalidad cu- bana al borde de su ruina cuando llamaba la atenci6n por su vitalidad y eral much su prestigio, ahora, que tantos factors conspiran contra ella, otra reelecci6n puede acabar de arras- trarla al abismo en que su perdida sea definitive. Ahora bien, euiles son los arguments que se han aduci- do contra este proyeeto? En primer lugar se dice que es inconstitucional; en segundo, que es depresivo en alto grado patra el primer magistrado de la naei6n; en tercero, que su pre- sentaei6n por un conservador es un acto de indisciplina y de rebeldia incalificable; y en filtimo lugar, que cualquiera que sea su suerte, su sola iniciativa, habri dado lugar a que se produzca un fen6meno de descomposici6n en la(Repfiblica, cu- yas consecuencias para la estabilidad de sus institueiones pue- den llegar a ser much mis graves que el.mal que se propone evitar. Estos son los cuatro principles arguments esgrimi- dos ora contra el proyeeto, ora contra mi, por haberlo propues- to. Empecemos por examiner el primero, el de la inconstitucio- nalidad. En los labios o en la pluma de los que mis lo emplean ha- ce reir, porque son quienes menos respetuosos se han mostrado,