EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA de, cuando eso pasa, i ah, seiiores, yo creo que debemos ser muy parcos en esto de las amnistias! No es error, como se me imputaba, el haber olvidado al- go que existe en una de las leyes promulgadas hace poco, en la misma Ley Electoral cream, segfin la cual, el Presi- Jente de la Repdblica no podri hacer lo que yo indicaba en el voto particular, que en ciertos easos puede haeerse para remediar el mal causado. Yo no olvid6 ese precepto; ese Frecepto dice que se consideran todos los que desempefian funciones pdblicas en colegios electorales, como funcionarios pfblicos, a los efectos de que el Ejecutivo no los puede in- dultar, precepto que consider plausible. iAh, no! Yo no creo que al que ha desempefado en esta contienda electo- ral funciones pfblicas electorales se le deba indultar ni com- prender en una amnistia. Cuando se trate del pobre hom- bre qua ha ido a solicitar una inclusion creyendo que no lo es- taba, cuando lo estaba, qui se interpreted como !o han inter- pretado nuestros tribunales, y en buen hora que si el easo lega al Presidente de la Repfiblica lo indu!te. Recuerdo un caso curioso ante el Supremo, en casaci6n, con motive de un delito electoral eastigcado por una de nuestras Audien- cias provinciales. El indi iduo condenado habia solicitado su inscripci6n, cuando ya cstaba inscripto, en virtud de un error gravisimo, y habia logrado inscribirse por segunda vez, porque la Junta Electoral incurri6 en el mismo error en que 61 habia incurrido; y antes de que se verificara la elecci6n del mes de agosto, del pasado afio, en julio se present 6l mismo a la Junta Municipal, a decirle: pedi una segunda inscripci6n, y la logr6, por equivocaci6n; dos veces estoy en las listas, b6rreseme, porque eso ha procedido de un error; yo no quiero tener dos votos. Y por ese hecho, la Audiencia lo conden6, y el Tribunal Supremo lo acaba de absolver. Cuando algfin caso como ese ocurra, cuando el recurso de casaci6n se hayr interpuesto en condiciones err6- neas en la forma y por esa cuesti6n de forma haya sido re- chazado, entonces, tratindose de esas personas, realmente es equitativo el indulto. Pero cuando se trata de aquellos que ban marchitado la pureza de la elecei6n, de aquellos funeio- narios pfblicos en cuyas manos se puso una de las cosas mAs peligrosas y vidriosas, y han abusado de la confianza en ellos depositada, entonces yo, tranquilamente, creo y declare que