LA ORATORIA EN CUBA aritmitica, los tres grupos del minimo, medio y mAximo que sirve para la determnaci6n de las atenuantes y agra- vantes gendricas. Y vamos a la cuesti6n electoral, a la Ley Electoral, que tan sencillamente fu6 tratada en la tarde an- terior y que no podia ser tratada de otro modo, dado el con- vencimiento del senior Garcia Kohly de lo sano del principio general en que yo me inspiro. No requerira esto, cierta- mpnte, muchas pa.labras en mi boca para defenderme en este punto. Se conviene en que los elements directors de nuestro pueblo, desde el Poder Leg'slativo o desde el Poder Ejecu- tivo, darian una gran lecci6n a este pueblo si le dijeran y le demostraran que hay que tener mas cuidado con el de- lito electoral. En pueblos de nuestra raza ha. apareeido tan grave ese delito que en la Ley Electoral espafiola, y en la part penal, se contenia una disposici6n en cuya virtud toda petici6n de idulto que recayera con motive de una condena en causa por delito electoral, no debia ser siquiera tramita- da mientras el culpable no hubiera cumplido la mitad de la pena, y la Audiencia de la Habana conden6 una vez por delito electoral, rara avis in terna, a aquel famoso don Je- r6nimo Rodriguez, que recordaran todos mis contempora- neos; aquel celebre Alcalde de Tapaste, en la 6poca del Par- tido Autonomista, que mereci6 la denominaci6n ir6nica de fon Jer6nimo I. Pues bien, cuando mste individuo, poniendo en ello toda su influencia political, pretendi6 que el indulto le redimiera la pena a que habia sido condenado, enfermo como estaba, la Audiencia de la Habana se neg6 a informal el indulto, porque la pena era de ocho aflos y tenia que cum- plir cuatro primero, y escondiendo de lugar en lugar, de casa en casa, su enfermedad y su persona, march a Espafia y muri6 alli abatido por la condena y la enfermedad, sin que hubiera tramitado, siquiera, su solicitud de indulto. Y n6- tese, sefiores representantes, que entonces viviamos bajb el regimen espafiol; que entonces no habia sucedido lo que ocu- rri6 despu6s, ni se habia visto con una contienda electoral derribar un Gobierno y con ello un regimen, provocando una intervenci6n y hacienda surgir, como decia antes, en los corazones de los cubanos, la duda cruel de si al fin seremos un pueblo independiente para siempre; y euando eso suce-