182 EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA heehos inocentes, sino por hechos delictuosos, esto es, por de- litos que cometan, estimo yo que eso es precisamente lo que nosotros debemos precaver. Ocurriaseme, mientras oia al senior Gareia Kohly, algo que deeia sobre este punto, ahora mismo, el senior Bruz6n, en una conversaci6n privada: no es tan escaso el numero de los hombres que van a salir de la prisi6n en virtud de la amnistia. Esos hombres, eneontrAndose fuera de la prisi6n con el estigma de todas sus culpas, con la sospecha de que volveran a delinquir, sospecha tan cierta, que el sefor Bru- z6n preguntaba al senior Kohly si 61 colocaria en su easa, co- mo criado, a alguno de esos individuos, a lo que el senior Kohly respondia que se guardaria much; esos hombres, re- pito, recorrerin nuestras ciudades y nuestros campos, sin ocupaci6n, tendrAn la desconfianza general, eneontrarin la. zafra andando y los brazos necesarios para ella ocupados; las industries ciudadanas con todos los obreros que necesitan para rendir su trabajo; los destinos piblicos-aunque no creo que para ellos se guarden-provistos todos; si acaso aprove- cl.ando la ley del otro dia se coloquen en los Ayuntamientos; pero si los Ayuntamientos prudentemente no los emplean, forzosamente volverin de nuevo al delito. ~Y quB bien le ha- brcmos hecho a nuestra sociedad? Precisamente con motivo dei fausto sueeso del renacimiento de nuestra repfibliea, ha- bremos hecho esto, de la misma manera que el domador, pa- ra festejar el nacimiento de su hijo, suelta sus tigres. Y yamos a la mujer y al nifo. Aeerca de este punto y de todas las cosas que aqui se dijeron, quiero yo hacer una aid- vertencia general a los sefiores que me escuehan. Todo lo que se dijo en el dia antecedente podria ser admitido, o po- dria ser discutido, si tratframos de un proyecto de ley que fuera a modificar nuestra legislaci6n en relaci6n con delitos de mujeres y nifos; pero no estamos tratando de eso, sino de la amnistia, de la redenci6n total de la responsabilide.d pe- nal. El que no perciba la diferencia estarA, para estas co- sas, tan ciego como aquel que me dijera que es negro el pa- pel que yo tengo en la mano; dejaria de discutir con el, por nc emplear tiempo tan perdido. Real y positivamente nues- tro derecho no es un derecho plausible en esta material por discutir; aunque hayamos eatra-do en una senda realmente re- recomendable ya, porque una Orden Militar relative al De-