LA ORATORIA EN CUBA de la prisi6n correctional pueden Ilegar y iegan mis alli del afio y un dia de privi-6n de libertad. De manera que yo he adelantado un poco, sefiores representantes, en el sen- tido de esa generosidad de que aqui se hablaba y que inspira a la propia proposici6n de ley; pero no he querido colocarme en el terreno dentro de proyeeto de ley al tratar en la ley de amnistia a todos los que cometen delitos castigados con pre- sidio y prisi6n correctional, cualquiera que sea su gri(do; es decir, poner en libertad a todos los autores de los delitos que el C6digo Penal llama menos graves; esto es, lo que consti- tuye un ochenta, ochenta y cinco o noventa por eiento de los delitos, felizmente para la sociedad en qut vivimos y para todas las sociedades humans; porque si sumaran un cin- cuenta por eiento de los delitos graves, no podriamos real- mente vivir en una colectividad de hombres; 6stos que lie- van consigo dafio menor son los que se cometen naturalmen- te en mayor abundancia, ya porque sea mis ficil realizar- los, ya porque no afeetando tan hondo, no se despierte tan vivo el interns de la persecuei6n. Pero me parecia que la exenci6n total de la responsabilidad de aquellos que se encon- traban comprendidos en las penas todas, con que se castigan todos los delitos llamados menos graves, era realmente excesi- va. Y en este sentido trataba de ilustrar la mente y la concien- cia de los sefiores representantes con una enumeraci6n de todos los casos castigados con esas penas y que quedarian compren- didas en la amnistia. El senior representante que impugnaba el voto particular sefialaba en la sesi6n antecedente algunos errors que el voto contenia en este punto; los explic6, hablan- do de algunas diferencias de iltima hora en la manera de re- dactar el parrafo initial del articulo primero del proyeeto, esto es verdad. Habia algunos de esos errors que sefialaba y algu- nos mAs que yo mismo voy a deelarar a la CAmara, tranquilo, sin vergiienza ninguna al confesarlo, porque ficilmente los puedo explicar, siempre lo haria aun si no pudiera explicarlos, por- que realmente, sefiores representantes, he creido siempre que una de las maximas mas nobles, mas elevadas y mas capaces de dignificar la condici6n humana es aquella que en eierta ocasi6n pronunciaran los labios de Abraham Lincoln, dicien- do a un amigo suyo que el hombre debe alegrarse algunas