150 EVOLUCI6N DE LA CULTUBA CUBANA m6sfera viciada; nos adormecimos, desde la cuna, oyendo los gritos del vendedor ofreciendo por punto menos que nada ri- quezas fabulosas, las minas del Potosi o de Golconda; llega- mos a hombres, arrullados por la esperanza de enriquecernos por un golpe de fortune, por la suerte de atrapar el premio gordo; pero todas esas naturales tendencies hacia el mal de- bemos esforzarnos en rechazarlas. Nosotros, en este recinto augusto de las Leyes, no tenemos el derecho-esta es al menos mi opinion y la expongo con hon- radez-de haoer nada que pueda prostituir a la generaci6n que crece; no debemos ni podemos educar a nuestros hijos en una prictica viciosa y corruptora, aunque a todos nos tiente apa- reciendonos nimbada con los colors mas hermosos, tefiida en rosadas perspectives, como el solo rayo de la esperanza; como la sola fuente possible de bienandanzas, cuando es en realidad manantial seguro de sinsabores y de miserias, espejismo en- gafioso, siempre mks y mis distant; vaso de licor ofrecido al bebedor contumaz y empedernido que llevara con 61 a sus en- trafias no la fortaleza que ansia, no la vida que desea; que lle- vara la locura a su cerebro, la muerte a su organismo, la de- generaci6n a su familiar y a su raza. Se nos dice que se juega much la Loteria espafiola; que se nos va el dinero a montones. Alguno se va; no cabe negarlo; pero la cuinto ascenderb esa cifra aproximadamentet; Isera bueno, seri siquiera acceptable, dejando a un lado nuestras ten- dencias de jugadores, el medio que se propone para evitarlo con el restablecimiento de la loteria official? En Espafia se juegan unos 40 millones de pesetas por afio, o sean 8 millones de duros; esto en un pais de 18 millones de habitantes, y no es possible admitir que podamos tomar nosotros una gran parte de su loteria, sobre todo, teniendo en cuenta que la venta es aqui clandestine. Pensando que sea una porci6n grande la que se adquiera en nuestro pais; tirando, como se dice vulgarmente, por la calle del medio en esta suposici6n, no pasara de un diez por ciento. Con el sobreprecio de los bille- tes podremos admitir que soporte Cuba una perdida annual de un mill6n de pesos, sin contar los premios que pueda obtener. SEs cuerdo, sefiores; es prudent, para que no se nos vaya del pais ese mill6n, imponer una contribuci6n de diez o de dooe millones, y echar mano de un impuesto que, seguin la opinion de tantas autoridades mundiales en la material, prostituye y em-