LA ORATORIA EN CUBA pre es carga; que no porque quienquiera se eche sobre los hom- bros quintales de oro con la idea sugestiva de que puede Ilevar- los, con la promesa de que los harA suyos al poder realizar sus esfuerzos, dejaria de sentir, con la fatiga abrumadora, lo initial de su empefio, lo absurdo y vano de su prop6sito. Nosotros, los liberals al menos, nos hemos pasado la campa- fia electoral diciendo en la tribune lo que es una verdad: que la vida en Cuba es extremadamente cara; que es nuestro pais el mis caro del mundo. Hemos consignado en nuestro program que tratariamos, por todos los medios, de disminuir las eargas piblicas, sobre todo en cuanto afectan a las elases trabajadoras y proletarias. Y &c6mo correspondemos nosotros a esa afirmaci6n consig- nada en letras de molde en nuestro program? C6mo hace- mos buena esa propaganda? Estableciendo un nuevo tribute. Y &cuAl tribute, sefiores representantes? Qu6 contribuci6n va- mos a estableeer con la Loteria? Precisamente la mis grande, la mis desautorizada; la que no tienen ya los pueblos mis cul- tos del mundo; la que han deseehado paises como Inglaterra, como Francia, como los Estados Unidos, sin que en ning6n mo- mento de su vida modern, ni aun en los periods mis graves de sus penurias econ6micas, hayan acudido al restablecimiento de esa fuente de ingresos. Vamos a instituir, sefiores, con la Loteria una tributaci6n que es objeto de critical several en todos los paises civilizados que la tienen ain; objeto de tales critics que los partidos avanza- dos italianos han legado a llamarla, como supreme expresi6n de su maldad y de su injusticia, "el impuesto sobre la esperan- za desesperada y sobre la miseria". La renta que pretendemos estableeer esta desacreditada por complete en el concept uninime de todos los hombres pen- sadores. Debemos fijarnos, sefiores, en este hecho capital: el concept del impuesto esta definido, de manera perfect, des- de hace ya much tiempo. Voy a hacer una alusi6n a mi distinguido amigo el senior Gaevara. Hace algunos dias, discutiendo en el seno de la Comisi6n dictaminadora, deeia este lustre iepresentante, con sugesti6n simpitica para los demis compafieros, para algunos, al menos, de los que le escuchaban: "i Cuanta felicidad-es- tas eran poco mis o menos sus palabras, el coneepto era exae- :amente el que voy a emitir-cuinta felicidad para el pais si