EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA colaborador de una revoluci6n triunfante y de hermano del va- liente general Juan Bruno Zayas, que habia muerto en ella, le formaron un ambiente popular propicio. Delgado, vivaz, ner- vioso, de facciones sumamente m6viles, los parietales cortados en linea vertical, su cabeza era una banderola. La voz llena, en- sayada en la prictica de la curia; ungido de novedad republi- cana ante el pueblo, emocionado por el recuerdo de la epopeya y plet6rico de ilusiones, le fu6 facil convertirse en vocero de sus sentimientos y aspiraciones. Sus facultades oratorias acusan verbo ficil, palabra descolorida, dicei6n vulgar, ideas comunes, similes sin novedad alguna, aunque floreados a saturaci6n. La frecuencia fu6 dfndole habito y dominio. Nadie ha ha- blado en Cuba tanto como el doctor Alfredo Zayas, ni con mis frecuencia, ni mis largamente. Como jefe y orador nato del partido Liberal, primero, y del Popular, despues; como candida- to a concejal del Ayuntamiento de la Habana, y como concejal; como candidate a senador, y como senador; como candidate a la Vicepresidencia de la Repfiblica, y como Vicepresidente; y como candidate a la Presidencia y como Presidente, simultineamente, en todos los tiempos, como hombre de tribune y erudici6n, y aca- d6mico y patriota, ha cultivado hasta el surmenage la oratoria. Si al orador hay que juzgarlo por los efeetos, el doctor Zayas es el primer orador de Cuba. Desde el punto de vista acad6- mico, juzgado por los atributos, hay que hacer distingos. Lo que mas caracteriza al doctor Zayas es la seguridad, el aplomo, la tranquilidad en la tribune, que interpreta de esta manera: sabe que esta ante un auditorio incondicional, y que diga lo que diga, cualquier frase, aun de pura simplicidad, va a ser aplaudida. Y juega y se divierte mentalmente euando va a hablar y mientras esta hablando, recordando esta circuns- tancia. La inexpresi6n del propagandista electoral tiene ahora ex- ceso de color en la diceci6n, porque sus similes siguen siendo co- munes. Toma una comparaci6n cualquiera, como un indosti- nico sus bolas de bronze, y la arroja, la saeude, la deja caer so- bre el auditorio, la extiende, la multiplica, la reduce, la desfi- gura... Las bolas son huecas; en today esta manipulaci6n re- suenan a manera de finas companillas, y el auditorio se impre- siona. El doctor Zayas tiene la habilidad de la tribune. Funnm- bulo de ella, el alambre esta muy en alto, y lo recorre guardan-