EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA tal como la ha concebido, tal como la tiene arraigada en lo inti- mo de su coraz6n y de su conciencia? Todos los delegados tienen el valor de sus convicciones, to- dos los delegados saben que vienen a decir la verdad, tal como ellos la sienten y piensan. Yo no creo que haya entire nosotros ningfin cobarde que, temiendo la presencia del pueblo, diga una cosa delante de 61 y otra distinta a sus espaldas; y es necesario prevenir que eso se diga y evitar esa suspicacia; es necesario no despertar esa sospecha, que podria herir a esta CA- mara en lo mas vivo: en su dignidad y en su honra. Yo soy miembro de la Comisi6n de Reglamento. Yo he permanecido silencioso ayer, porque los ponentes de esa Comi- si6n se encargaron de defender el Reglamento o de aceptar las modificaciones que se hicieran, si 6stas fuesen aceptables. Pero yo no oi que ningfin otro sefor de la Comisi6n de Re- glamento pidiera la palabra, yo no oi que ninguno de los sefio- res ponentes dijera: Yo voy a hablar en este asunto, yo voy a tratar de llevar al Animo de los sefiores delegados la convicci6n que domina el mio. Y yo me he visto obligado por esa raz6n a hacer uso de la palabra. Ya en el seno de la Comisi6n dije que las sesiones debian ser pfblicas, 'porque 6sa es una con- vicci6n honrada de mi conciencia, y al repetirlo aqui no obe- dezco a ciertos y determinados m6viles; que nadie puede hacer- me la ofensa de career que yo soy un adulador del pueblo, que digo algo que no siento para ganar esa popularidad que se pierde tan ficilmente como se gana. Yo no creo que se me haga tan grave y tan gratuita ofensa, y como no creo que se me haga a mi, no creo que se le haga a ninguno de los delegados. gA quien aludia el senior Moria cuando hablaba ayer de los oradores que, dejandose arrastrar por los aplausos de la multitud, dicen aquello que no esta en su coraz6n ni en su conciencia? Estoy seguro que me contes- tara el sefor Morfia que no se dirigia a ninguno de sus compa. fieros, y abrigo esa convicci6n, porque el sefor Morfa es sobre todo encarecimiento un hombre recto, un hombre just. Pues si todos, absolutamente todos, venimos aqui a decir la verdad, Squ6 temor puede producirnos la presencia del pueblo? Si al- gin delegado hubiese reetificado sus opinions; si los que, por ejemplo, defendieron un dia el sufragio universal, entienden hoy que deben defender el sufragio restringido, procederAn bien al hacerlo, porque asi como entonces defendieron el sufragio