LA ORATORIA EN CUBA que mientras haya un rinc6n del universe que solicite y asom- bre al entendimiento humane, demostrindole la pequefiez de nuestra mente, el mundo despertar cuando menos una pro- funda curiosidad en que las alnias que no sean mezquinas encontrarin, por el hecho, vivible la vida, y grande y digno de insaciable contemplaci6n, el sublime espectaculo de la na- turaleza. Y si Dios es el simbolo de lo supremo, desde este punto de vista meramente abstract, no puedo comprender que sea pa- ra nadie humillamte e indecoroso que levantemos a 61 nuestrss manos y le pidamos su anmparo... No os fiUis, sefiores, por complete de los hombres: aunque el cielo estuviera vacio, si- quiera visto al trav6s de nuestra concepci6n y al calor de la humana esperanza, es mejor que la tierra, es mis puro que los hombres; el coraz6n human, el que impulsa las razas y promueve las guerras y conquistas, es una especie de caverna en que habitan monstruos que, arrebatados por sus apetitos, determinan inesperadas modificaciones de la historic. Creo, pues, que haria muy bien la Convenci6n en mantener la frase combatida del Preambulo; bueno es, aunque sea me- ra ilusi6n de nuestro anhelo, procurar asirnos a algo que pa- rezea un ancla de oro suspendida en el espacio; porque, al menos, es 6sa una idea buena y santa, idea que represent algo mis poderoso que la voluntad de los hombres, algo mis firme y permanent que las vicisitudes de la Historia.