LA ORATORIA EN CUBA 65 vida del pueblo cubano, debemos aeudir, con preferencia a Dios, o por desden a Dios, a la electricidad, al magnetismo, a la luz, a los agents ciegos del mundo material? Debemos mis bien aeudir al arte, a la filosofia, a la ciencia?... Yo no digo ni dire que estemos en una 6poca, como tantas veces se ha repetido, de bancarrota de la ciencia: no, porque el error de'los que asi se expresan ha consistido en haber es- perado de la ciencia y haberle pedido lo que ella no podia dar, lo que no era de su propia naturaleza el dar. Y de ahi que por encima de la ciencia y por encima del arte y de la fi- losofia, haya estado y est6 siempre la creencia. i Desgraciado del pueblo que no cree en algo que no sea 61 mismo, que no cree en algo que haya de ser por su esencia su- perior a 6l mismo! Y no me digais que la creencia por su indo- le no es ms que ignorancia; porque la Historia demuestra que la verdad de ayer es la mentira de hoy, como a veces su- cede que el delirio de ayer ha sido la verdad actual. La cien- cia es esencialmente modificable y progresiva; lo iinico que en- tre tantas cosas pasajeras tiene el privilegio de considerarse permanent e inalterable en cada moment de la vida social, es la creencia; que por lo mismo viene a ser la tabla de salva- ci6n en las tribulaciones y las cuitas de los hombres y los pueblos. Pero, qui4n sabe si en el fondo de esta repugnancia a que he aludido, y de que yo entonces participaria, no haya una confusion, el temor de que el nombre de Dios est6 significando ahora, como para muchos significa, una forma concrete y de- terminada que sea la expresi6n definitive de alguna creencia particular y definida; bien que estoy convencido de que la Comisi6n redactora de las Bases, como yo, cree y piensa de un modo distinto; porque para ella y para mi, aqui Dios signifi- ca vago y sin forma y-en tal concepto-estA por encima de todos los accidents temporales en que se ha manifestado al tra- ves de la Historia la supreme creencia de los pueblos ci- vilizados en las fuerzas o la soberana fuerza, impenetrable e incognoscible, que rige el universe mundo. Dios, pues, no es en mis labios sino un simbolo, y en este simbolo, eabalmente por ser un simbolo, caben todas las aspi- raciones, las opinions todas, la del ateo y la del creyente, asi como todas las manifestaeiones hist6rieas de todas las creen- eias humanas.