EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA res del viejo sistema a cantar las excelencias del que ahora se inaugura, no lo achaqueis a la propensi6n de regional anta- gonismo, que siempre combat, sino a desinteresados impul- sos que me animan a propagar el conocimiento de un regi- men muerto ya a manos de su propia ignominia, para que conociendolo lo juzgubis, y juzgAndolo lo condeneis, y con- denandolo acepteis convencidos y gozosos lo que, por ser su antitesis esencial y su contradicci6n absolute, necesariamen- te ha de poseer todas las buenas cualidades de que el otro carece. Y porque me propuse despertar en vosotros ese mo- vimiento de aversion al tenebroso pasado, y de confianza en el risuefio porvenir, deliberadamente acentu6 la nota cientifi- ca del radicalismo, que fuera de la Peninsula hubiera si- do inoportuna y censurable, porque en la colonia no se de- be predicar mas que el olvido de las ofensas, ya reparadas; la extinci6n de los rencores todavia, por desgracia bien fu- nesta, eneendidos; la gratitud y la adhesi6n mfs profundas hacia la madre patria; pero que aqui, por el descuido con que se ha mirado el problema y la falta de preparaci6n pa- ra estimarle debidamente, es indispensable para convencer, necesario para persuadir, de inexcusable empleo para sumar a la sabia obra del gobierno los votos, las simpatias y el apo- yo de la opinion peninsular. Si por ello los refinamientos de odiosa malicia, que siem- pre anda a caza de victims en quienes saciar su hambre de calumnias, lanzasen sobre mi nombre la sospecha de enemis- tad o desamor para con Espafia, mi conduct, mis ideas y mis sentimientos de toda la vida contestarian victoriosa- mente a la falsa imputaci6n. Quien a tal cosa se atreviera, acostumbrado a mirar en el term6metro de su alma la co- lumna de los prop6sitos marcando siempre grades negatives, demostraria incapacidad para medir la alteza de mis inten- ciones. Ese tal no me conoce; no sabe que si amo much a Cuba, porque los rayos fulgurantes de su sol fueron la luz primer que hiri6 mis ojos, no menos carifio sien- to por Espafia, porque en su ambiente se deslizaron felices los mejores afios de mi vida, esos afios de la primera juven- tud, dorados por los risuefios soles de las ilusiones, que bro- tan lozanas como heraldos de ventura, desafiando los cierszo deprimentes de la negra realidad, y que hacen imborrable la memorial del pals en que lucieron; que 6ste fu6 tambi6n