EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA mo subnacidn; que, hablando con rigurosa propiedad filos6- fiea, no esta dentro de la sociedad national formada por la metr6poli, sino debajo, o si quereis, al lado de ella; que no es parte de otro organismo social, sino un todo orgAnico y complete. Partiendo de esta conclusion, a la 16gica me atengo. No creo que nadie se despoje del sentido comfin para recha- zar sus enseiianzas, porque la 16giea es como la matemAtica del pensar, algo asi como la moral del entendimiento, y ella nos dice que todo principio real de diferenciaci6n entrafia necesaria antitesis en los t6rminos que se relacionan, y que entire dos cosas diferentes no puede haber jamfs rigurosa y verdadera unidad, aunque si concertada y fecunda armonia. Luego si la colonia es diferente de la metr6poli, diferentes deben ser tambien sus leyes y su gobierno; luego debe con- denarse por il6gico y absurdo ese sistema de mal entendi- da asimilaci6n, por el cual se pretend, como dice Humboldt, "dar a una sociedad nueva la estructura de un Estado vie- jo"; doctrine que en Espafia se llam6 primero asimilaci6n a secas, luego se calific6 de racional y possible, y despues fu6 designada por el senior Balaguer con el pomposo titulo de pro- gresiva, como si quisieran sus defensores buscar en el len- guaje los fundamentos que la ciencia negaba. Luego debe proclamarse el sistema de especialidad en la legislaci6n co- lonial, sin que esto signifique privilegio, concesi6n o gracia, sino simplemente sujeci6n a la realidad y obediencia a la jus- ticia. Las leyes no son mAs que la autintica expresi6n de la con- gruencia entire la naturaleza y la vida de los series: a diversas naturalezas correspondent, pues, leyes diversas. Pretender uniformar lo divers es aspirar a un impossible. Por eso el ab- surdo empeio de similar integramente la vida y el gobier- no de la colonia al gobierno y a la vida de la metr6poli, lejos de unir, ha separado con profundos abismos los sentimientos de uno y otro pueblo, porque jams puede ser lazo de uni6n aquello que, por no convenir a la naturaleza, se repugna in- venciblemente, y s61o se admite y se soporta bajo la presi6n de la fuerza. Y como la vida actuada sobre el imperio de un regimen que no es el propio y natural de aquel ser, es una honda per- turbaci6n y un entrafiable trastorno en todo el organismo,