LA ORATORIA EN CUBA cicio del poder tutelar que sobre todo g6nero de sujetos juri- dicos desempeiia; es decir, que debe limitarse a conseguir la adaptaci6n de la vida colonial a los esenciales principios de la humana condicionalidad, prestandole el amparo de su autori- dad coactiva de Estado para que se desenvuelvan sus fuerzas, y ensanchando los limits de su libertad a media que los pro- gresos de la colonia vayan restringiendo la necesidad de la tutela, que como instituci6n educadora es tambien temporal, hasta consagrar eficazmente esa soberana autonomia de que an- tes hablaba, y que represent para los pueblos lo que el aire y la luz para las plants, lo que la sangre para los cuerpos animados, lo que la libertad y la independencia para los series racionales. Obra de protecei6n y tutela es la obra de la metr6poli, y por eso repito que su misi6n estriba en garantir el ejercicio de la capacidad colonial ,para que respond a los fines determina- dos por la propia naturaleza de esta sociedad, apreciando sere- namente, como bases para la fijaci6n de su regimen, su estado de cultural y sus necesidades political, juridicas, sociales y eco- n6micas; de igual manera que cuando se trata de las personas individuals aprecia, como fundamentos inspiradores de su dere- cho, el grado de desarrollo fisiol6gico y moral de su ser, y durante su minoridad las somete al amparo protector del poder paterno, y cuando los padres faltan las coloca bajo la prudent direcci6n de rational tutela, y, por filtimo, las emancipa de toda intima superioridad, llegadas que son a la plenitud de su des- envolvimiento intellectual. Decidme: jPorquc fulmindis anatemas contra la esclavi- tud? Porque es injusto, antinatural y criminoso, me contes- tareis, anular la libertad de un hombre sujetandolo al po- der de otro. Pues, si sois 16gicos, con igual indignaci6n debris rechazar un regimen politico por el que se conde- na a perpetua servidumbre a pueblos cultos que se mues- tran capaces de gobernarse por si mismos. Inspirado en estos principios estA el regimen colonial practicado por Inglaterra, que, digan lo que quieran cier- tos improvisados estadistas, no s61o es la maestra de las naciones en el arte de colonizar, sino el finico Estado con- quistador que ha sabido eduear a sus colonies en el amor a la patria originaria, por el sincere respeto a sus derechos, y la franca, leal y resuelta aplicaci6n de los justos princi-