EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA colonizaci6n como epopeya de heroicidades y sacrificios, nunca bastante recompensados. Mas por desgracia no es tan conocida ia intenci6n de esos faniticos adoradores de las malas tradicio- nes para que no sea necesario ponerla al desnudo, haciendo fijar en ella el sano criterio de los espiritus imparciales; y por eso yo os digo que tales alegatos no pueden producer efecto sino en quienes, por la falta de conocimiento exacto de todos !os terminos del problema, han de conformarse con las ajenas apreciaciones, sobre todo si en ellas encuentran halago la va- nidad y el amor propio lisonja. Pero la ciencia, que no miente ni engafia, que carece de patria, porque no tiene fronteras, y es universal, como la verdad, de la que es vocera eloeuente y 6r- gano infalible; la eiencia dice que alli donde hay libertad ra- cional hay personalidad juridica, y donde hay personalidad hay derechos y obligaciones, y por ende responsabilidad; y el sentido comfin advierte que para que se dB 6sta, es necesario la autonomia del ser active, determinAndose a obrar con libertad en la prictica de sus operaciones. Y hablando por boca de los Blunstchli, Olivier, Gratry, Prisco, Herbert Spencer y tantos otros esclarecidos interpretes, ha dicho tambien la ciencia, de un modo eateg6rico y terminante, que el primero y primordial fin del Estado es reconocer la existencia de la persona juridica, individual o social, funci6n que integra la de prestar condicio- nes a la vida de toda personalidad con arreglo a su naturaleza, manteniendo la armonia entire los diversos sujetos juridicos, por medio de la exacta delimitaci6n de sus respectivos centros de actividad. La actividad supone el poder de aplicar los me- dios a los fines; el poder, dentro de su esfera, es soberano, en el sentido de que no es licita su arbitraria limitaci6n por una fuerza superior: luego hay un poder local, hay una soberania colonial, inviolable e intransferible, que es preciso sancionar en el derecho positive, para que no quede privada la colonial de sus inherentes y esencialisimos atributos. Asi, rectamente entendida y apreciada la naturaleza de la colonia, asi concebida y respetada su personalidad, ficil es de- terminar la ingerencia de la metr6poli en su vida, y consiguien- temente la indole de las relaciones entire ambas sociedades. Si, como he demostrado, la colonia es una persona juridiea, sujeta, por tanto, como todas las demas, a las leyes del pro- greso human, a los cnones de la evoluci6n hist6riea, la misi6n de la metr6poli no puede consistir en otra cosa que en el ejer-