OCTAVIO DE LA SUAREE defects suyos se debian a exuberancia de su genio festive mis que a otra cosa. Mary White no era precisamente un angel ,pero si una chiquilla dulce y risuefia con quien daba gusto vivir, porque nuncai estuvo enfadada mis de cinco minutes. "A pesar de su pasi6n por la vida al aire libre, le gustaba la lectura. Cuando sali6 de casa por iltima vez, tenia en la mesa de su cuarto un libro de Conrad, otro de Galsworthy y otro de Kipling. Antes de cumplir los diez afios, leia a Mark Twain y a Dickens. Hacia dos afios que habia empezado a dibujar. Comenz6 como todos los chicos, por pintarrajear sus libros de texto. Despu6s aiisti6 casi por casualidad, pues no era nifia de vocaci6n: decidida, a un curso de dibujo, y le halag6 el triunfo de ver sus monos publicados en el semanario de la escuela. Pero no hay palabras para expresar su gozo cuando le pidieron caricaturas para el almanaque de la es- cuela normal, ni el especticulo de su orgullo ingenuo -siem- pre reprimido por el temor al ridiculo- el dia que sus dibu- jos fueron aceptados. En su embriaguez de gloria, estuvo a punto de olvidarse del caballo, pero nunca se olvid6 del autom6vil. "Su auto era una especic de 6mnibus del servicio pfiblico, y constituia el centro de su vida social. Mary nunca asisti6 a una fiesta en sus casi diecisiete afios de vida, porque no le gustaban las reuniones; pero nunca gui6 el autom6vil por mis de una cuadra sin recoger algfin pasajero. Todo el mundo -blancos, negros, j6venes y viejos- viajaba en el auto de Mary White. A ella le encantaba llenarlo de chicos de la escuela, a los que agregaba una que otra muchacha5 y desfilar por las calls. Nunca sali6 con j6venes; ni fu6 a bailes, except una vez con su hermano William, ni sinti6 interns alguno por tener pretendientes. Pero se divertia en grande paseando en el auto rebosante de alborotadora chi. quilleria. Sus gustos eran muy vivos. "Siempre estaba rodeada de muchachejos pobres, y en ello encontraba un gran placer. Su filtimo proyecto fu6 el de pro- porcionar una excursion en autom6vil a los asilados del hos- picio municipal; y el poster empeio de su vida, conseguir una sala de recreo para las nifias negras de la escuela. Habia encontrado a una negrita leyendo en el lavatorio, por no haber otro sitio mejor donde una alumna de color pudiera descansar, y ello encendi6 su odio por la injusticia hasta el punto de convertirse en fastidiosa sombra de todos aquellos que, en su opinion, podian poner remedio al mal. "Tenia hambre de sed y justicia. Aunque no era muy devota, asistin puntualmente a la iglesia por career que era una instituci6n a travis de la cual se le facilitaba ayudar al pr6jimo, cosa de que ella siempre estuvo ansiosa. No le interesaban los vestidos; nunca llev6 otra alhaja que un re- lojito de pulsera. Aun cuando se aproximaba a los diecisiete afios, siempre se neg6 a peinarse de alto. Por encima de todas sus pasiones, estaba la do no crecer, lai de seguir siendo nifa.