276 OCTAVIO DE LA SUARLE se refiera a ella como una "clept6mana", para que la cleptomania haga furor en seguida en otras tantas damas que, sin previo con- cierto y cada una por su cuenta, empiecen a delinquir contra la propiedad commercial ajena. En cuanto a la publicidad sobre divorcio, es innegable que su auge en todo el mundo obedece al escandalo que proporcionan de vez en vez las grandes figures del dinero, del cinemat6grafo o el teatro, de la political y de la alta sociedad, cuando rompen sus lazos conyugales, dando asi ancho margen a las especulaciones pe- riodisticas. El labriego en su granja, el pinche en su cocina, la modistilla en su ajuar, la camarera en su fonda, al cabo de leer peri6dicamente con pelos y sefiales muchos divorcios sonados, aca- ban por inferir que tambien tienen derecho a llevar a los tribunales sus cuitas dom6sticas y a obtener, asi, que el resto del conglomera- do social se entered en just reciprocidad al conocimiento que ellos ban torado, a trav6s de la prensa, de las peripecias ajenas (184). Aspectos como los apuntados abundan a trav6s de la vida coti- diana; la Prensa, ante ellos, podria cruzarse de brazos, porque la ejemplaridad que ejerce y predica es desnaturalizada a capricho por los elements impreparados o degenerados de la sociedad. Es cierto que, cumpliendo su misi6n informative general, insert las noticias sobre suicidios, pero tambi6n junto al que realize al- guien con "Tinta Ripida" public el anuncio mercenario del pro- ducto recomendindole para la limpieza y embellecimiento de cal- zado; frente a las informaciones sobre raptos coloca las de Jos "Premios de Virtud" concedidas municipal y nacionalmente a las jovencitas de merito; al lado de los sueltos acerca de menores de- lincuentes que roban baratijas, exhibe la efigie sublime de los Emi- lito Figueiras, de once aiios, muerto en la Costa Brava catalana al tratar de salvar de perecer ahogado a su pequeiio can; a la clep- t6mana vulgar antepone la mujer ilustre, la medico, la investigado- ra, la professional; y en fin, si concede espacio a los reportajes sobre divorcio, tambi6n eleva a diario un monument a la virtud de la doncella que se casa y a la santidad del matrimonio, en la cr6nica social. (184) Frente a la political de ciertos diaries cubanos, que estiman di- solvente la publicaci6n de noticias relacionadas con el planteamiento de divorcios y se inhiben en el problema, El Mundo de La Habana practice otra buscando la ejemplaridad social a travys del detalle cronol6gico, siem- pre especificado en ese cotidiano al par que cada demand, de los afios que Ilevaban de casados los c6nyuges en discordia. De esa manera, los que intentan divorciarse despues de veinte o mis afios de contrato matri- monial, vacilan, porque saben que tan pronto se d6 la noticia de su acti- tud a trav6s de una political informative como la de El Mundo,' serAn objeto de la comidilla despiadada de los lectores, que pensarAn, entire otras cosas no menos desagradables, aquello de que "a la vejez viruelas". El Mundo se inspira, sin duda, para actua* asi en la material, en la con- vicci6n, tan generalizada de que a nada teme el cubano mis que al ri- diculo. (Ver la edici6n de El Mundo del jueves 16 de Enero de 1946, pig. 3, informaci6n bajo los titulares siguientes: "Inician quince divor- cios. A los treinta y seis afios de casados piden el divorcio".)