MORALETICA DEL PERIODISMO que las alas conque simb6licamente puede dotarse a cada noticia, se resisten a dejarse aprisionar en la jaula de hierro de tal con- vencionalismo tipogrifico. Este problema ha interesado e interest extraordinariamente a los directors de peri6dicos, que sufren el agobio de los titulares inexpresivos o insuficientes por imposici6n implacable de la falta de espacio para anticipar al lector por ese medio elemental la substancia de cada informaci6n. Las querellas de Aldo Baroni con sus "titulistas" por ese motive fueron famosas en un tiempo en La Habana. Actualmente numerosos diaries del extranjero evo- lucionan hacia la liberaci6n de ese grillete hacienda emplear anar- quicamente tipos de imprenta grandes, medianos o pequefios segiin las exigencias de los titulares y sin guardar miramiento est6tico mis que cuando es factible sin merma de la veracidad de expresi6n. LA TIEANIA CONVENTIONAL DEL CORRECTOR DE PRUEBAS Y DEL EMPLANADOR En fin, ya la labor de un periodista esti concluida durante determinada jornada; con el visto bueno del Jefe de Informaci6n y bajo "cintillos", titulares y sumarios escrupulosamente medidos, es remitida a la imprenta, "parada" y pasada al corrector de pruebas. SRespirarA, por ello, ya, el buen periodista? En lo absolute. Tiene que aguardar, con vigilia spiritual mis imperiosa aun que la intellectual, a que llegue la hora de edici6n, impriman el diario y tenga 61 en sus manos un ejemplar. Lo 16gico seria que, entonces, encontrase reflejado su trabajo como en un espejo en aquellas piginas, pero no sucede asi: cominmente texto y hasta titulares aparecen adulterados en pro- porci6n que afecta, en ocasiones, hasta la esencia misma de la informaci6n. SC6mo puede ocurrir ese uiltimo atentado a la libertad del pe- riodista? Vease: a) por petulancia, abandon o mala fe del co- rrector de pruebas, que muchas veces no sabe que su misi6n con- siste en corregir erratas, no estilo; b) por negligencia o precipi- taci6n del emplanador, que cuando el reloj apremia y se trata de cerrar una plana, corta, tira, varia o condensa el pirrafo que mejor le parece, para facilitar su cometido y... a otra cosa.