OCTAVIO DE LA SUAREE terniational du Travail" le ha consagrado (164) en el folleto de especialistas titulado "Les Conditions de Travail et de Vie des Journalistes" que extractamos a rengl6n seguido: Entro los riesgos de la profesi6n, el que tal vez teman mis los periodistas es el de la inseguridad. Pues bien: en la base de esa inseguridad se encuentra la eventualidad siempre present de una cesantia o desempleo. Se sabe de cuantos avatares atraviesa el desenvolvimiento de un peri6dico. Si se agrega a todas las sor- presas inherentes a los acontecimientos politicos, las altibajas de la moda, los caprichos de la publicidad, y a todas las cidcunstan- cias exteriores que pueden provocar la anemia o la muerte de un cotidiano, los problems interiores, transformaciones, dificultades y querellas que pueden afectar a una parte del personal, se llega a la configuraci6n de un n6mero inquietante de casos en los que un periodista arriesga su empleo y puede ser obligado, en condi- ciones a menudo desfavorables, debidas ya a su edad y a su espe- cializaci6n, a buscar trabajo en otra part. Hay uno particularmente penoso entire esos casos y que esta ligado a la naturaleza misma del trabajo periodistico; aquel del peri6dico donde, por consecuencia de un cambio de orientaci6n, de tendencies, motivado por la venta, a otro propietario, del rota- tivo o por un movimiento politico que afecta a su direcci6n, se quiere obligar, de la noche a la mariana o diplomiticamente, a los redactores, a defender opinions distintas de aquellas que habian defendido anteriormente. Esos cambios de orientaci6n, mis or me- nos frecuentes segin los paises y el estado de desarrollo de la prensa, crean, forzosamente, los problems de conciencia. El pe- riodista en la mayor parte del tiempo, es Ilamado a hacer un tra- bajo de earacter muy personal, a poner a prueba durante sus acti- vidades sus propias opinions political, religiosas, morales. Existe tambi6n en el periodismo, entire el individuo y el oficio, entire la personalidad del hombre y la producci6n professional, relaciones tales que no se puede, en la mayoria de los casos, modificar cl character de esa producci6n sin alcanzar al mismo tiempo la con- ciencia intima del productor. Es natural, pues, que un hombre que ame y respele sus principios, no quiera separar sus opinions de las del peri6dico en el cual trabaja y que consider contrario a la conciencia y al honor cualquiera proposici6n para sostener ideas que se encientren en desacuerdo con las suyas. Es ese un caso brutal apropiado para ilustrar las dificultades ante las que puede encontrase un periodista por escrfipulos de conciencia. Es mno de los mis delicados, de los mis complejos, pero que no deja por ello de crear graves entorpecimientos. Puede suceder, por ejemplo, que no se exija de un periodista que modifi- que su manera de pensar; que se le deje inclusive toda liber. tad para expresarse y que sus articulos sean impresos integramen- te pero que de otra parte la tendencia general del peri6dico sea (164) G6n6ve, 1928, cap. III, La cessation de service et la solution des conflicts, pigs. 79, 80 y 81.