OCTAVIO DE LA SUAREE to. Otro ciudadano, doctor en derecho, del Canada, se querell6 porque en las menciones que le habia hecho una revista con cuyo editor estaba enemistado, sistemiticamente, se le habia suprimido el tratamiento doctoral, con objeto, a su juicio, de rebajar su reputaci6n ante el pfiblico. El Editor no pudo justificar negligencia o casua- lidad y fu6 multado. Los que asi juegan con el nombre del pr6- jimo, deben aprender esta lecci6n de El Diario, de Montevideo, que no public nunca el de un inocente. dados alemnanes. I Lo acusaron injustamente gfn bre. e el de. llcia :Ista .rdia de ser un homicide L a DivisiOn Investigaciones, practlc6 minuclosas averiguacio- nes con relaci6n a la denuncia que se formulara a la Jefatura de Policia. segtin la cual. un hombre hegro, vendedor de dia- rios, habria tenido participaci6n en un homicidio que se habia cometido hace poco tiempo. ae L Idlviduallzada esta persona rech Be pudo constatar por sus ma. nifestaclones y las diligenclas posterlores q u realizaran los funcionarlos pollclales, que no habia tenido ninguna interven. ci6n en aquel hecho, careclendo de-fundamento las manifestacio- nes que lo daban como partici- .o' pe del mismo. o.'oa Grnvp Arngridesnta Hu14hn A mediados de 1920 el Jefe de Estado de una repfiblica centro- americana se querell6 contra el Director de un peri6dico que habia titulado la noticia de la visit de aquil a un establecimiento peni- tenciario de la siguiente manera equivoca: El Presidenqe a la Cd~roel. Los tribunales le dieron la raz6n y sancionaron al Director en cuesti6n. ;