X!ORALfT[CA DEL PERIODISMO breseer la causa tras un "no ha lugar en el que argumentaba qge el perjuicio alegado no era suficiente para dafiar el cr6dito de una modelo, circunstancia quo si existiria, verbigracia, si ella se hubiese querellado contra el pintor, una vez hecha pliblica por la prensa su prestaci6n dc servicios profesionales, por desdibujamiento de sus ras- gos o pose deshonesta en un cuadro, con notorio gravamen para su reputaci6n est6tica y social. Este episodio qued6 clausurado, sor- presivamente, por la condena impuesta despu6s al periodista defen- sor, contra el que a su vez se querell6 el artist considerindose in- juriado por la acusaci6n de "deslealtad", presumida por el primero a travrs de una conduct que, segiln el Juez, no era delictuosa. Asimismo un ciudadano puede sentirse perjudicado en si y en su familiar por las licencias que en material de pornografia co- meta un 6rgano de publicidad determinado. La definici6n de este delito es, asimismo, tan complicada como la de los anteriores, pero hoy dia, lo civilizado, lo expeditivo, consiste en que el.ciuda- dano retire su apoyo a ese tipo de prensa inmediatamente que hiere sus sentimientos. Esta political de repulsa parece, en efecto, la mAs efectiva y muchos peri6dicos han reaccionado volviendo sobre sus pasos. Pero, y el daiio inferido?, -se dira. Podria ser considerable, en efecto. Un parvulito e.s susceptible de sentir tentaci6n hacia la malicia en presencia de un grabado equivoco. La Voz de Tetuim fue obligada a devolver, cuando inici6 la publicaci6n de secciones frivolas en el diario, el imported complete de la anualidad que habia cobrado por adelantado a cuantos suscriptores protestaron ante los jueces por el cambio moral introducido en la informaci6n. Otro tipo de ofensa que un peri6dico puede producer al ciuda- dano es el de la menci6n incomplete, descortes o malevola de su nombre en las paginas de un cotidiano en forma que deje entre- ver mala voluntad manifiesta. Un comerciante de Guadalajara se quej6 a los tribunales de que usando desde hacia treinta afios en la localidad su nombre y ape- Ilidos condensados en la siguiente firma: T. T. Ramirez, un peri6- dico cada vez que se referia a 61 escribia Torcuato Temistocles Ra- mirez, con el prop6sito evidence de ponerle en ridicule, ya que el Director no habia atendido sus siplicas al respect. Gan6 su plei-