MORALETICA DEL PERIODISMO en puestos fijos o ambulantes y en librerias y papelerias. Pero no basta. El peri6dico es un articulo eminentemente callejero y cuando el vendedor de ese tipo no le presta su aliento, si no muere, por lo menos languidece. Todos los administradores y jefes de circulaci6n han constatado y constatan la terrible fuerza que son capaces de desplegar estos aparentemente insignificantes colaboradores de la Prensa; por eso los que los manejan -vulgo "tongueros"- gozan de determinados privilegios en el trato econ6mico con las Empresas. Los m6viles que puedan guiar a los vendedores de peri6dicos para no hacer circular una hoja impresa obedecen a muy diversas inspiraciones y tienen una manifestaci6n muy variada. Por ejem- plo, en una de las etapas de Uni6n Nacionalista,. cuando la dirngia precisamente el Dr. Alejandro Vergara Leonard en 1933, la circu- laci6n del diario fue paralizada casi totalmente porque los vende- dores estimaron injusta la campafa del peri6dico contra un Sindi- cato que sostenia dura batalla gremial pot unas reivindicaciones. El conflict fue resuelto a base de la suspension de aqu6lla. El Co- mercio del Cuzco, Peril, dej6 de circular unos dias porque un com- petidor recien aparecido en el mercado soborn6 a los "tongueros" y 6stos "desaparecieron" sistemiticamente los paquetes del primero. La edici6n de otro peri6dico de Melbourne sa qued6 toda en sus talle- res un dia como consecuencia de que el Director del mismo habia atacado en su secci6n editorial a cierto politico procedente de la clase vendedora, que se solidariz6 con 61 acordando dicha represa- lia. Asimismo son numerosos los casos en que los vendedores de peri6dicos han impuesto condiciones econ6micas a las Empresas para vocear y vender aquellos, so pena de "no cihculaci6n" en contrario. En San Francisco, v. g, se negaron a trabajar uno que aparecia regularmente con 60 piginas so pretexto de que era much peso y poca utilidad. Se considerari ahora, quiza, que, puesto que el vendedor de peri6dicos no estA en casi ninguna parte organizado, su acci6n no es tan temible porque no suele regularizarse, pero a ese argument debe responderse que, precisamente, por ser su tirania tempera- mental, es mis peligrosa y dafiina, ya que no obedece a normas, sino a pasiones (144). (144) Un testimonio memorable de 6sto qued6 escrito durante la ri- validad entire el Tribune y el Sun de EE. UU.,, que lleg6 al ataque per- sonal organizado entire los vendedores, quienes libraron en defense de uno y otro bando verdaderas batallas callejeras.