MORALETICA DEL PERIODISMO "Cuarto: Los periodistas del interior y que estin inscriptos; en el Censo de Periodistas, tendri representaci6n en el Bureau que se hace crear a este efecto. "Quinto: La Asociaci6n de Rep6rters de La Habana, respaldari a cualquier compafiero que result perjudicado por cualquier ye- presalia que se tome por causa de este acuerdo." Como sintoma de los riesgos que corre la libertad de Prensa con instituciones de ese genero, debemos consignar la denuncia, hecha ante el propio Congreso por el periodista Rafael de Armas y Villa- nueva, de que ningun peri6dico habanero habia incluido en su re- sefia de los actos de aquel la menor referencia a la moci6n contra la referida Asociaci6n de Anunciantes. El processor ulterior de esa iniciativa fu6 el siguiente: un compa- fiero, Jesuis Gonzalez Scarpetta, demand en un articulo desde su secci6n "Onda Corta" del diario El Mundo, que se actuara el res- pecto por las autoridades competentes y el Dr. Hernandez Toraof visit al entonces subsecretario de Justicia, Dr. Miguel Angel CUsne. des, entregindole acuerdo y escrito y rogindole que el Ministerio actuara en el problema. Pasaron los dias, diocese que el expresado funcionario rindi6 un informed a la Superioridad estimando razona- ble lo solicitado por el Congreso de Periodistas pero el document fu6 archivado sin que se le diera nunca curso, ni siquiera publicidad. No ha desistido la clase periodistica de este empefio moralizador y en el "Segundo Congreso Nacional y Panamericano de Prensa" de 1943 se votaron los siguientes acuerdos: "Recomendar a los Gobiernos de los Faises Americanos se legisle a fin de sancionar la acci6n coercitiva de asociaciones de anuncian- tes que impidan el derecho de libertad de expresi6n." "Oponerse a que ninguna entidad privada asuma la condici6n de censora de la Prensa, coartando la libertad de expresi6n de la misma, con el fin uinico de servir intereses particulares." LA TIRANIA SOCIAL DEL LECTOR DE PERIODICOS Despues que la Prensa responded a las necesidades de la so- ciedad cumpliendo la triple misi6n de informaci6n, orientaci6n y direcci6n, expuesta en el primer acipite de este Capitulo, tiene que confrontar todavia, como resume de esa tarea, la tirania social del lector que no conform con todo ello, exige que se particularice la opinion editorial a su favor segin las circunstancias. Ha surgido asi, del seno de esa realidad, el conocido lema de "Hay que darle al lector lo que gusta", que rige en muchisimos peri6dicos y que constitute una inmoralidad flagrante del triple principio a que venimos aludiendo. No hay que ser un zahori, en efecto, para comprender que no siempre son conciliables, en buena 6tica, la informaci6n, la orien-