MORALETICA DEL PERIODISMO inversion al ocho por ciento y una industrial. Muchos otros especia- listas americanos en este ramo han subrayado el hecho de que lini- camente es possible fundar un gran peri6dico hoy en los Estados Unidos, si uno posee un capital cuantioso o conexiones con el gran capital. "Cierto que hay numerosos peri6dicos pequefios en los Estados que no estin econtrolados por el gran capital, pero la circulaci6n y la influencia de ellos, conjuntamente, son menores que las de cualquier gran peri6dico torado aisladamente. La competencia de los grades peri6dicos mata la circulaci6n de aquellos que fra- casan en la obtenci6n del apoyo del gran capital, porque los pri- meros tienen diez veces mis piginas que los segundos y se venden al mismo precio. El precio de cualquiera de los grades peri6dicos americanos esti muy por debajo del costo de producci6n, pero, no obstante su baratura, produce a su propietario una ganancia subs. tancial y regular. AC6mo se explica este milagro? La respuesta es muy simple. El editor del peri6dico obtiene sus ingresos princi- pales no por suscripciones o venta de ejemplares sino por los anun- cios que public. Por ejemplo, de acuerdo con Mr. Bent, el costo de producer el New York Times es de catorce centavos el ejemplar, pero se vende por dos. Los anunciantes pagan la diferencia. "El gasto annual en anuncios en los Estados Unidos alcanza a la enorme suma de mis de mil quinientos millones de d6lares y, aun. que, indudablemente, no todos los anuncios publicados en la prensa constituyen un soborno, uno no puede ignorar los pronunciamientos de los publicistas americanos y de hombres prominentes en la vida pflblica, denunciando que en los Estados Unidos el anuncio ha Hle- gado a convertirse en uno de los principles instruments de co- rrupci6n dd la prensa. Por ejemplo, el bien conocido periodista George Seldes, que ha escrito cierto n6mero de obras sobre la prensa americana, afirm6 en su libro Los hechos son... (The Facts Are...), publicado en 1943, que il habia chequeado las empresas que habian hecho la mayor campafia de publicidad en 1940 descu- bierto que cada una de ellas habia gastado en anuncios durante ese afio, sumas que fluctuaban eintre seis y quince millones de pesos. Muchos de esos anuncios fueron subsecuentemente vetados por la Junta Federal de Comercio (Federal Trade Board) como desnatu- ralizadores de la verdad y como engafiosos para el consumidor; pero los peri6dicos que los habian publicado, silenciaron el hecho, prefiriendo mantener a los consumidores en la ignorancia a caer en desgracia con las empresas que habian pagado tan generosamente por su publicidad. En aquellos casos en que la fisonomia political de una empresa era expuesta -hace resaltar Seldes- por ejemplo como cuando se habl6 de que la General Motors estaba saboteando el program de producci6n de guerra, o que la ALCOA saboteaba la de aluminio, en una secret componenda con los trusts de alu- minio de Hitler; o del rol jugado por el capital nazi en los Pro- ductos Stirling, etc., los periodicos interesados en los anuncios de esas empresas, persistentemente pasaron por alto los resultados de dichas investigaciones oficiales. "Hechos malsanos de esta clase no tienen posibilidad de ocurrir en la Uhi6n Sovietica, donde la totalidad de la prensa se hall