OCTAVIO DE LA SUAREE cuales fueren las condiciones en que ella se ejerza respect de mi gobierno o de mi persona y aun cuando tenga quej soportarla o pa- decerla, sin que pueda jams admitir que la intolerancia agrIesiva la amenace o la violencia la desconozca. Esta resoluci6n y esos antecedentes de los gobernantes de Colombia me dan autoridad para exigir a todos y especialmente a los elements oficiales, que respe- ten esa libertad como inherentes a nuestra vida national y como inseparable de la nobilisima fisonomia colombiana; qua la respeten en su aciertos y en sus errors para que nunca pueda decirse que' quienes disponen de la fuerza pueden emplearla para acallar o ame- drentar a un periodista." LAS LEYES DE LIBELO COMO GENDARMES DE LA LIBERTAD DE PRENSA Hay un proverbio ingles, antiquisimo, que dice que entire mis verdadera es una cosa, mas grande es la ofensa que puede come- terse revelindola. (The Greater the truth, the greater the libel.) El principio contenido en esa formula parece haber inspirado la conduct previsora de los Estados en ese aspect. En la vida de las naciones como en la de los individuos, ocu- rren acontecimientos de tal naturaleza que su revelaci6n, en el primer caso, al pueblo; a la sociedad en el segundo, pueda dafiar la estructura del Estado y la reputaci6n particular tanto como la luz a esas substancias quimicas refractarias a ella. Ante esa po- sible destructora consecuencia, pues, la realidad del hecho no es una excusa. Este concept se halla tan difundido que, inclusive, pasando de las leyes especificamente de libelo, ha ingresado en la legisla- ci6n ordinaria de algunos paises, como en la de Dinamarca, cuyo C6digo Penal "prohibe la prueba cuando su presentaci6n en la forma de acusaci6n deviene ofensiva para alguien o la Adminis- traci6n". La vida, lo mismo en lo estatal que en lo individual, es una sucesi6n interminable de actos 6ticos supeditados a la in- flexible escala de los valores y no es licito corregir un mal menor cometiendo otro mayor (123). No basta, por ende, con servir a la verdad sino que hay que encuadrar su culto dentro de ese tipo de responsabilidad. Como (123) Sobre esta conclusion se debati6 en clase, llegindose a esta- blecer que era convenient y moral.