MORALETICA DEL PERIODISMO Se reconoce al organism estatal una zona perpetuamente neu- ralgica en la que las intervenciones profesionales de los perio- distas, cuando son imprudentes u oficiosas, resultan dafiinas para la conveniencia, la seguridad y el bienestar colectivos. En esa zona cabe incluir, verbigracia, entire otros sectors, la diplomacia, la policia, la urbanizaci6n pfiblica y la vida privada de gobernantes y politicos. Una informaci6n atrevida, en efecto, puede hacer la fortune de un peri6dico cualquiera pero dar al traste con la mis espinosa y bien llevada negociaci6n secret en pro de un tratado, de una alianza o de un modus vivendi con el extranjero. A raiz de la Conferencia de Cancilleres Aliados en Mosc6, en diciembre de 1945, fu6 un periodista, precisamente, quien tuvo que hacer ver esta realidad a la mayoria de sus colegas, disgustados per la reserve en que fueron mantenidas entonces las conversaciones. Walter Lippmann, en efecto, escribi6 lo que sigue: "No me parece just y razonable, ni un servicio a la libeltad, de la prensa, a de interns pliblico, el desacreditar a la conferencia de Moscil porque las negociaciones se est6n realizando sin publicidad. "Toda negociaci6n, de hecho cualquier process por el cual los hombres toman una decision, casi siempre tiene que ser privado en Salguna de sus etapas. Como ilustraci6n, considerese la elaboraci6n del editorial de un peri6dico discutiendo, digamos, que debe de haber publicidad en Moscl. La version final de este editorial 'es todo lo que el piblico lector llega a ver. La producci6n del edito- rial no recibe publicidad. No se inform qui6n estuvo present Len la conferencia editorial que decidi6 que debia escribirse un editorial sobre este tema, qu6 se dijo por los distintos redactores de edito- riales antes de que se decidiese cull debia ser la posici6n del pe- ri6dico, que dijo el redactor del primer texto, c6mo sui director alter6 ese primer original, etc., etc. "El editorial puede resultar un vibrant ataque contra el secret mantenido en Moscfi, pero todo lo que precedi6 al vibrant ataque, desde los primeros pensamientos privados de los redactores hasta sus discusiones dentro de la redacci6n, queda oculto del piblico. Y si alguien propusiera instalar dictifonos en la sala de conferencia editorial, o entrevistar e interrogar al director, todos como periods. tas le atacariamos diciendo que trataba de interferir en) nuestra li- bertad de escribir y editar una prensa libre. "La analogia es, segni creo, perfect. Aducimos que cuando los sefores Bevin, Molotov y Byrnes se refinen frente a frente, deberian decirnos dentro de pocas horas lo que ellos han dicho. jInsistimos tambien en que loa tres ministros del Exterior nos digan lo que se dicen mutuamente cuando no estin conferenciando, frente) a frente?