MORALETICA DEL PERIODISMO mienzo del acto del dia, un Consejero llam6 la atenci6n a un colega de hemiciclo, Ilamado Reyna, sobre ataques que le hacian algunos diaries y el aludido, indignado, se express en los p'eores t6rminos de la Prensa. Con ese motive, los reporters lo conminaron a que singularizara el problema, a lo que se neg6, interviniendo entonces, conciliador, el Presidente del organismo, doctor Estanislao Cartafii, pese a lo cual Artigas, Mesa, Mendoza y Ponce, abandonaron el local, anunciando su decision de no reporter mis las actividades del Consejo y de dar cuenta a los Directores de aquellos peri6dicos para que respaldaran su actitud. Ya en la calle, uno de ellos, Men- doza, sugiri6 la conveniencia de que el grupo fuera a informar al Director del Diario del lamentable episodio. Don Nicolas Rivero y Muiiiz, que a la saz6n ocupaba el cargo, los recibi6 en el acto y una vez que Artigas, a nombre de todos, explic6 lo ocurrido y la determinaci6n tomada, dijo lo siguiente: "Es muy dificil que se tenaa ese criterio (el del consejero Reyna) de la Frensa, pero una vez expuesto, al Diario de la Marina nadie le traza lines de con- ducta. Mi reporter seguirf el camino de honor que se tracen los demas." Y efectivamente la consigna se mantuvo hasta que las cir- cunstancias cambiaron en el Consejo. El period de inconsecuencias oficiales con la Prensa se eclipsa por etapas pero resucita siempre. No hace much Sergio Carb6 tuvo necesidad de referirse al tema con el siguiente vibrant panfleto intitulado "Mas Respeto para la Prensa" y dedicado, por cierto, a los alumnos de la Escuela Profesional de Periodismo "Manuel MArquez Sterling": "Ya result chocante la frecuencia con que algunos funcionarios, y otros que sin ser funcionarios son amigos y valedores de los gober- nantes, desmienten categ6ricamente a los periodistas que se con- cretaron a recoger y publicar sus declaraciones. Y la prensa, por su parte, ha tenido que adoptar una actitud de legitima defepsa para evitar que la desacrediten, puesto que su tarea es tan digna y aun mis important que la de los funcionarios, ya que a su cargo esti la informaci6n y la orientaci6n de la opinion pfiblica, sustancia fundamental del sistema democritico. Dicen algunos voceros del regimen, injuriando a la cultural ver- nicula, que ciertos peri6dicos publican cosas falsas para vender mis ejemplares. Eso constitute una torpe vulgaridad que no reza con las publicaciones responsables, y por lo tanto respetuosas de la verdad. Se venden mis ejemplares cuando mis se respeta la verdad. Los periodistas nos equivocamos a veces, como se equivoca todo el mundo: pero muchisimo mis se equivocan los que gobiernan, go- seidos de una fiebre de garruleria que raya en los limits de lo patol6gico. Creer que se tiene raz6n exclusivamente porque se ocupa un cargo retribuido por el Estado es una pretension pueril; pero ademis de pueril, pelifrosa, porque conduce al totalitarismo.