OCTAVIO DE LA SUAREE ci6n? Si mafiana yo convocase al Principe Napole6n y no viniera a mi despacho, yo podria hacerlo traer con dos gendarmes... Villemessant, que habia guardado toda su calma, respondi6: -Pues bien, sefor, si yo estuviera en su lugar, no haria apre- sar al principle Napole6n, quien, en caso de mnerte del principle Imperial, seri heredero del trono, y que, por otra parte, es sena- dor y gobernador de Argelia. -Usted no comprende... -replic6 el juez vivamente- yo he dicho que "si yo quisiera"... lo podria... -En fin, usted hard lo que quiera -dijo flemiticamente Ville- messant-; pero detener, asi, al principle, ies muy grave...! -Pero yo no he tenido ni un minute la intenci6n... Y prosigui6 el periodista: -Cuando el Emperador sepa que usted ha querido poner preso a... -iPero, no; pero, no! -gritaba el magistrado preocupadisimo. -Por mi part -prosigui6 el diarista- contar6 en El Figaro lo que acaba usted de comunicarme y titular el articulo: "Probable detenci6n del Principe Napole6n". El Juez, aterrado, hizo entrar inmediatamente al periodista; y, el interroyatorio terminado, lo acompafi6 hasta la puerta, suplican. dole no repitiera la conversaci6n. El sucedido trascendi6 y los ma- gistrados franceses rectificaron su trato hacia la Prensa. Otro caso pero colectivo: En la Repfiblica de Chile, durante una de las crisis revolucio- narias del period 32-34, el gobierno di6 la orden de clausurar un diario y todos los demis, voluntariamente, paralizaron sus activi- dades. A la semana el conflict fu6 solucionado a ruego de las propias autoridades. Reacci6n semejante ante la dictadura pero acompafiado el ci- vismo con la ironia se registry en octubre de 1945 en la Argentina durante el criticado regimen Farrel-Per6n cuando el peri6dico El Mundo inst6 a sus colegas a que se publicaran en lengual inglesa en serial de protest contra el Gobierno. La historic de la Prensa cubana ofrece estimables antecedentes en la material: En los comienzos de la Republica, reportaba las sesiones del Gobierno Provincial de La Habana, entonces establecido en edificio sito en la calle de Aguiar frente al Parque de San Juan de Dios, un grupo de periodistas compnesto por los sefiores Jesfs Artigas, de La Discusi6n; Otilio Mesa, de La Lucha; Ram6n S Mendoza, de Diario de la Marina y Manuel Ponce, de El Mundo. Sucedi6 que una tarde, cuando ya estaban todos en funciones, esperando el co-