MORALETICA DEL PERIODISMO Los representantes de la ley, por ejemplo, habian necesitado centenares de afios para poder concretar en lo abstract la exis- tencia, radicaci6n y personalidad de su ministerio; para que se dijera, en generalizaci6n sistematica, la Justicia, el Juzgado, el Juez. Pues bien: las hojas sueltas .del siglo XVIII se convirtie- ron en seguida en la Prensa, cada una de ellas en el Peri6dico y el que las escribia en el Periodista. Ni mas ni menos que en De- recho. Ya eramos el cuarto poder del Estado. En esta significativa cuan ventajosa imnpersonalidad concedida a la Prensa, a sus 6rganos y a sus profesionales, debe verse un prop6sito deliberado de protecci6n y resguardo que la sociedad ofrece a quienes estima depositarios de la Opini6n y de la Moral Pfiblicas, cosas sagradas. IMPERSONAL-DAD NO ES ANONIMIDAD; LO IDEAL EN LA PROFESSION PERIODISTICA Esta impersonalidad, no puede, no debe ser convertida nunca en anonimidad. Prensa occasional, en manos mercenaries, peri6dicos merca- deres y peri6distas intrusos, lo han intentado y lo intentan asi, pero ello constitute una grave desnaturalizaci6n de la licencia social en cuesti6n. Al elevar a lo abstract el rango de nuestra profesi6n y de sus manifestaciones, la sociedad lo que ha deseado es esculpir y consagrar la personalidad ideal del periodista. No ha querido rodear de impunidad su ministerio sino de im- parcialidad. Cuando el pueblo dice: "lo lei en el peri6dico" o "lo escribi6 un periodista", esta convencido de que se apoya sobre todo el poder homog6neo de la Prensa, y que ese poder no tiene paralelo en la sociedad modern. De la misma manera que una sentencia se atribuye siempre "a los tribunales" y que un fallo es cosa "de los magistrados" pero que ambos concepts y el de la Justicia son inseparables, la noticia la capta y describe "el periodista", la public "el peri6dico" y la prohija y respalda toda la Prensa con su autoridad finica.