LOS NEGROS CURROS consistent en la herencia de las sandalias del hombre asesinado, cuya herencia recae en el hijo mayor, el cual usa las sandalias de su padre cada afio, el dia del aniversario de la muerte de 6ste, hasta que ha realizado su venganza justiciera. Pero todavia es mis curiosa la supervivencia de esta lucha por el calzado, notada no ya entire los negros africanos sino entire los negros de Haiti, la vecina Antilla. C. Texier (1), nos da estos pArrafos elocuentes: "La cuesti6n del calzado es la mfs ardua, los haitianos se creerian deshonrados si estuviesen calzados sencillamente y llevan zapatos de carol y botines lu- josos, de fabricaci6n defectuosa e inservibles a los pocos dias de uso. i Cuntos funcionarios elegantes se cierran herm6tica- mente en sus casas, abandonando la oficina, los cafes, los porta- les donde ellos lucen sus elegancias, por la raz6n sencilla de no tener zapatos. El emperador Soulouque, que antes de subir al trono habia sufrido ese inconvenient y no pocas veces se habia confinado a la tienda donde su augusta mitad vendia ba- calao y tabaco para mascar, decidi6 magninimamente que los generals de su estado mayor y las damas de honor de su corte, recibirian peri6dicamente un par de botines". Se non e vero... Los iniciados en los ritos del vodct, en Haiti, se ponen san- dalias para sus ceremonies. (2) Abundan las observaciones sobre la exhibici6n lujosa de za- patos por los morenos de las Antillas Menores: "Los zapatos, segfin Bell, s61o se usan por ellos en las grandes ocasiones, por puro lujo y alarde vanidoso, como para ir al temple". (3) Pero si el uso de zapatos es algo importantisimo para todas esas mentalidades atrasadas y desacostumbradas a la falta de holgura en sus pies lib6rrimos, el uso de la babucha, sandalia o chancleta, tiene para ellas un atractivo especial y poderoso, que llega a veneer. No solamente ese calzado descarcafialado permit al pie la amplia libertad que las extremidades del inci- vil exigen, sin impedirle el lujo y la ostentaci6n de un artefacto tan dificil de obtener antiguamente en Africa como no fuese (1) C. TEXIER. Au pays des gin('raux, Haiti, Paris, 1891, pig. 89. (2) SPENCEE ST. JOHN. Haiti, ou la Republique Noire. Paris, 1886, p. 180. (3) HESKETH J. BELL. Obeah, witchcraft in the West Indies, Lon- dres, 1893, p. 45.