EL BABUJAL y hueso ilevaba el nombre de babujal reservado al diablo o duende que hemos dicho. El lagarto comin se llamaba ca- guayo; otro mas crecido, pues tenia segfin tradici6n hasta una vara de largo, se conocia con el nombre de chipojo; pero el espiritu malo era distinguido con el de babujal, y este nom- bre fantistico creado por la superstici6n, ha atravesado tres centuries y se ha mezclado en la frase castellana en el Ba- yamo, en donde se usa en el lenguaje familiar como un pro- vincialismo. El Babujal no era visto de todos los mortales: descubrianle los behiques o sacerdotes, y a ellos deben los hombres el cono- cimiento del tal lagarto que de otra manera no hubieran co- nocido sino por sus efectos. Entre las maravillas que se cuen- tan de los edemoniados o awnbabujalados, eran las mas comu- nes el fen6meno de que les hablaba en la barriga, cosa que hace cualquier ventriloeuo sin tener dentro al diablo. Ge- neralmente el babujal era desmesuradamente trag6n, mas que el Sancho Panza del Lic. Avellaneda: asi es que el tema de su conversaci6n era hablar de alimentos y pedir que comer. Co- mo solia molester a los saeerdotes, que eran medicos simult&- neamente, tanto pedir, adoptaban el remedio de los cujes, o lo quo es lo mismo, con varillas de yaya lindamente dispues- tas les daban muy recios golpes, con cuya medicine, que es pareeida a las zurras higienicas de los indios del continent, salia mas que de prisa el lagarto, y lo que es muy admirable, nadie lo veia salir, ni dejaba rastro alguno, porque ni aun hedia a azufre. Otras veces bastaba nombrar al espiritu bue- no o Cemi, y Babujal salia cono allma que lleva el diablo. Este diferente modo de curar el mal invisible que consis- te en la veracidad, pues no siempre hablaba babujal dentro del vientre, lo conservaron los indios ya cristianos, y no es de extrafar que los que hayan viajado por la Isla y princi- palmente por Bayamo, y recogido tradiciones locales, recuer- den al leer estos renglones muehas histories que eomponen las anecdotas de las vetadas de la gente del pueblo. La existencia del lagarto que pide de comer dentro del vientre, y que entra y sale de 61 sin dejar rastro alguno era un error popular en la gente ignorante, principalmente en aquellas families, que son muchas, las que cuentan entire sus