Si: CALENT6 GUSANERA Pesadilla del Alguacil, terror de los "nifios buenos", ene- migos de todo lo que significara instrucci6n regular, siempre dispuestos a romper cristales; honderos de reconocida fama que donde ponian el ojo, ponian la piedra, aquellos "ange- litos" tenian en connmoci6n perpetua al pueblo, pieguntAn- dose las gentes, cuando tenian instantes de tranquilidad: L"QuB estarin haciendo los gusanos"?, mote que se les habia asignado en raz6n de su tamafio. La imaginaci6n popular, que les diera ese nombre, bauti- z6 tambi6n al tenducho, como La Gusanera y por extension, a la familiar. Aconteei6 que un dia, Manolin, el menor de los pilletes referidos, condecor6 con un artistic rabo de papel los faldo- nes de la levita de un petimetre que rondaba a su Julieta, y advertido el tal, administr6 al atrevido una soberana paliza. Soltando lagrimones como pufios, lleg6 el "gusanillo" a la covacha paterna, con el relate, y acto seguido Don Puro, con unas tijeras, la suegra, la esposa y los infants con cuanto instrument ofensivo hallaron, hicieron una salida, corriendo a vengar el vapuleo. Una morena vieja, viendo la avalanche, advirti6 al petime- tre gritinddole: "Se calent6 Gusanera, mi nifio. Agileita, bie- ne Don Puro com'alma que lleba e'diablo." El amenazado, dindose cuenta de la tormenta que le ve- nia encima, abandon la amorosa platica y di6 higienica ca- rrera salvadora, absteniendose de la salida vespertina por al- gin tiempo. De aquel entonces, cuando Don Puro sobaba las costillas de sus familiares, ilustrando con ejemplos su teoria de que "La letra con sangre entra", los vecinos comentaban: Se ca- lent6 Gusanera. Tal es el origen de una frase popular cardenense, extendida por el occidente de Cuba.