ARCHIVOS DEL FOLKLORE CUBANO robos se menudeaban para satisfacer esta necesidad. Por otra parte, el ardor bl6ieo era proverbial entire aquellas gentes, y por inquinas del barrio algunas veces, muchas por amorios, frecuentemente por el juego y casi siempre por un quitame al!6 esas pajas, menudeaban las reyertas y llovian los navaja- zos en distintos puntos de la Capital. Habia dias seiaalados, en que sefialados matones se eneontraban para probar el tem- ple de sus armas, y en el mismo la policia recogia un cadaver, y al siguiente dia se estacionaban infinidad de grupos a la puerta de los establecimientos de viveres, comentando el he- cho y ponderando las pioezas del matador, que, segfn ex- presi6n grifica andaba oculto por los demonios." Esos fueron los negros curros: los matones, los majos, los jaques, los guapos, los perdonavidas, los manjafierros, hoy diria- mos los osos, del hampa negra de la Habana. En sus feehorias se hieieron temibles y populares. Hasta Ilegaron a popularizar ciertos puntos de reunion que les eran habituales, como la bodega (1) del Cangrejo, sita en la calle (1) La bodega no significa aqui en Cuba lo que en Espafia, es de- eir, "dep6sito de vinos", ni siquiera "lugar de su venta o taberna". Aunque en ella sc venden vinos, se expenden tambidn comestibles, obje- tos de uso casero y toda clase de bebidas alcoh61icas o refreseantes. Pero ahora, como antafo, la bodega, aun cuando no tiene mesas en que beber ni sillas en que sentarse, sigue siendo el punto de reunion para la gene de barrio, tal como esas bodegas o casas de gula, a las que, con esas expresiones aqui subrayadas, se refiere Cervantes en su novela El Celoso Extremeio. La antigua bodega habanera del Cangrejo, podria en- contrar sus antepasados en los bodegones sevillanos del siglo XVII, pues en 1603 el eabildo de los jurados de Sevilla, en una representaci6n di- rigida a la ciudad, decia quo en esas casas de gula o bodegones "se hacen conciertos entire rufianes, bellacos, y malandrines, de que resultan robos y toda elase de infraceiones de la ley y de ofensas a las buenas costum- bres". (GUICHOT Y PARODI, Historia del Ayuntamiento de Sevilla. 1897. Tomo II, pig. 156.) El bodeg6n sevillano debi6 ser traido a Cuba y la Habana tuvo asi sus bodegones, donde se vendia el buen vino metropolitan a los colonos y a las gentes de las flotas de Indias, cuando distraian en tierra sus largas estaaias en puerto. Y en esos bodegones, junto a las bebidas que venian de ul- tramar, se mercaban los comestibles y objetos caseros de importaci6n, como la harina de Castilla, el jab6n de Castilla, etc. Asi la bodega de- j6 de ser bodeg6n. Hoy el caf4 popular y hasta la lecheria, con sus me-