ARCHIVES DEL FOLKLORE CUBANO negros en sus fiestas, y en el que produce una mfsica tan des- agradable, por lo sumamente mon6tona, que no se explica sea entire ellos predilecta." 'Bong6 y bonc ser6n una misma cosa, es decir, un mismo tambor ? La conga no es un tambor como algunos expresan, sino "mu- sica afrocubana, compuesta por tambores propios de los ne- gros" (Ortiz). La turnba si es el nombre de un tambor africano, muy conoeido en la region oriental de Cuba; pero que no hemos' tenido oportunidad de ver. Bosman, e'n su Voyage de Guin(e, al hablar de los instrumen- tos musicales de los yebfis, negros del Africa sub-ecuatorial, describe asi sus tambores: "La mayor parte son arboles ahueca- dos, cubiertos por un lado con una piel de carnero y abierto por el otro, que colocan sobre la tierra como los timbales, y que se cuelgan al cuello cuando tienen que marchar. Tocan estos tanp- bores con dos palillos hechos en forma de martillo o bien con un palillo recto y una mano; pero de cualquier manera que lo toquen, el ruido es muy desagradable; y lo que incomoda mas es que toean el tambor y canta el core al mismo tiempo, lo que hace mas horrible el concerto. Un muchacho toca sin cesar en el interior de un hierro hueco con un pedazo de madera, cuyo sonido es mis insoportable que el de los cuernos y tambores. Desde hace algunos aiios han inventado una especie de pequefios tambores, que estdn' cubiertos por sus extremes con una piel y tienen la figure de una clepsidra o reloj de arena." Moore, en sus Voyages dans les parties interieures de I'Afrique, dice que los tambores forman parte del mobiliario de los mandingas y los describe asi: "Estos tambores tienen casi tres pies de longitud, unas veinte pulgadas de dikmetro arriba y menos abajo. Son hechos de una sola pieza y cubiertos de una piel de cabrito en su extremidad superior. Se les toca con un solo palillo y con la mano izquierda." El tambor de guerra de los mandingas, segfin Cailli6, es hecho del trcnco de un Arbol, de tres a cuatro pies de circunfe- rencia y de seis a ocho pulgadas de profundidad, cubierto por un pedazo de cuero de vaca sin curtir. Lander lo ha visto tocar por un lado con un palillo y por el otro con la mano. En Benin los tambores tienen generalmente unos siete pies de longitud y tienen montada la piel de una cabra.