INSTRUMENTS MUSICALES DE LOS AFROCUBANOS basica en el conocimiento de los objetos usados y modificados por los grupos humans; pero, en su defecto, puede seguirse la distribuci6n de ciertas razas o pueblos por la visible difusi6n de sus caracteres etnogrdficos mas salientes. Estos, cientificamente agrupados y analizados, pueden servir para identificar la oriun- dez. Un viejo adagio castellano expone nuestro concept etno- gr~fico: Dime que instruments tocas y te dire de d6ndd eres. Y por qu6 no decir: Dime como cantas y bailas y te dire de d -n- de eres. La imposibilidad de localizar geogrhficamente y precisar et- nol6gicamente los negros traidos a Cuba y fijar su nfimero, para dilucidar concretamente si el predominio de las caracteristicas etnogrkficas es debido a la superioridad num6rica de los natu- rales de determinada region o a las condiciones culturales mas avanzadas de ciertos pueblos africanos, con menores represen- tantes en suelo antillano, pero mentalmente mejor dotados, eleva la supervivencia y difusi6n de sus atributos materials y psi- quicos a la condici6n de predominante antropol6gica y etno- grAfica. En todo cargamento de negros africanos, cualquiera que fuese su procedencia, debi6 existir uno o mas instruments mu- sicos, tipicos en la region de donde procedian la mayor parte de los africanos embarcados, para que la contemplaci6n de los instruments y sus vibraciones influyeran favorablemente sobre el Animo del cautivo. Y prueba el embarque y existencia de tales instruments musicales, el hecho descrito por Humboldt y Augeard, tambien citado por Ortiz, de compeler al negro a dan- zar sobre la cubierta del buque negrero. No s6lo se le obligaba -bajo la amenazadora ondulaci6n del lItigo-a bailar en el puente de la embarcaci6n que, vacilante y repleta, le traia a costas antillanas, sino que a su llegada, como mas tarde en las plantaciones y barracones, se le impelia a hacerlo. La necesidad de expansionar el alma de los esclavos, la con- veniencia o ventajas de darles su diversion favorite, hizo que, en 4 de Julio de 1839, el Capitin general de la isla, Ezpeleta, auto- rizara a los africanos para bailar y cantar a usanza de su pais natal. Por tal disposici6n, el baile de los negros se convirti6 en ruidoso consuelo y estrepitosa alegria de las expoliadas dota- ciones.