COLLECTANEA perfiles cldsicos, las cabezas a la Tito, a la Berenice, a la Diana. Los comienzos del siglo XIX vieron como las modas de las mer- veilleuses cundian por todo el mundo occidental con el halito de las doctrinas revolucionarias y liberals, y la opresi6n absolu- tista que impedia la libre palabra, obligaba a menudo al simbo- lismo para exteriorizar los ideales. De la muy interesante colecci6n de Ensayos de Divulgacidn Historica, que ha publicado en la Habana y no ha much el muy culto academico Dr. Rene Lufriu, entresaeamos los siguien- tes parrafos: "Por el afio de 1810 surgi6, entire las mujeres, la moda de cortarse el cabello, usanza entonces liberal y afrancesada, en nuestros dias reproducida. Las damas cubanas adoptaron con entusiasmo y calor el caprieho de la sultana social como emble- ma de su origen y precisaron, asi, una diferencia entire ellas y las espafiolas. El caracter osado del peinado, en boga durante algunos afios, produjo cAlidos debates en los cuales se delinea- ron los dos grupos, peninsulares y natives, que vivian separados, en la colonia. Como Francia hubo de tener, en el hervor del romanticism, merovingios y pelucas, tuvimos nosotros pelonas y godas. Por encima de este retozo peluqueril destellaba el es- piritu cubano que, con unos tijeretazos en riitilas madejas o en matas de endrina, enarbolaba national pend6n. En las feme- ninas melenas se barruntaban fermentos de c6leras y larvas del alma re:paratista. Para colorear el matiz politico de esta moda, poetas girrulos, en provecho usurario de la libertad de imprenta, entonces concedida, saeteaban, segin su procedencia y simpa- tias contra pelonas y godas, en versos como estos: "Las que ostentais todavia la trenza y pelo tamafio, que allA en tiempo de antafio la reina Urraca traia; por Dios, no salgAis de dia donde las gentes os vean. "Mas no por esto se crea acaso que a las pelonas soy inclinado.