FOLKLORE DEL NITO CUBANO na su monotonia y, compenetrandose con el espiritu del Ro- mance que se canta, adquiere 6ste cierta animaci6n drama- tica." (1) Llevadas por el espiritu inquieto que las anima, no se con- forman s6lo con el canto y el acompasado movimiento de la rueda, sino que convierten en verdaderos juegos muchas de sus rimas, como la Cojita, la Carbonerita, Madrugu6 una Ma- fana, la Pfjara Pinta, Arroz con Leche, San Pantale6n, etc., etc., asi como a su vez, los nifios gustan de los juegos mas mo- vidos, como la pelota, los soldados, el trompo, la lunita ciega, ladrones y policies, etc.; pero estos filtimos, los juegos se en- tronizan por estaciones, es decir, excepto unos pocos como la pelota que se ha convertido en gimnasia diaria) dejan por un tiempo, determinado juego, y cuando parece que lo han olvi- dado, surge de nuevo y se eqtiende como un aviso, en lo cual influyen much las estaciones. Los trabalenguas lo cultivan poco nuestros nifios; pero en cambio, poseen una cantidad de formulillas, motes, dichos y jerigonzas, no escasos. Cuando un niflo le toma el asiento a otro, le oimos decir al reclamante: El que fu6 a Sevilla perdi6 la silla. o bien: El que fu6 al serm6n perdi6 el sill6n. a lo que contestan: Pero el fu6 y volvi6 a palos se la quit. Cuando celebran el pacto de un juego, o sociedad, o quie- ren ser camaradas, suelen tomarse los dedos indiee, apretin- dolos como si se saludaran; pero cuando rifien o deshacen el paeto, se dan los dedos mefiique, diciendo: peleados. Estas formulillas las emplean mis en el juego dar galletas, que es una especie de capuz o zamb6 que te lo vi.