LOS ALTARES DE CRUZ decorado del altar, que iba creciendo en arcos, grades, flores y luces, y engalanAndose con las joyas de los concurrentes quie- nes colgaban de los brazos de la cruz, en prueba de devoci6n o de liberalidad, las gruesas cadenas de reloj, las manillas de oro, las sartas de corales, los pendientes y las sortijas, dejdn- dolos alli hasta el dia iltimo de mayo, en que terminaban las fiestas y cada cual recogia las joyas de que se habia despren- dido... salvo muches corazones que quedaban enredados en ajenas voluntades, y muchas voluntades que habian compro- metido su independencia entire la misica, las flores, la danza y los efluvios primaverales. Mas si la nota profana predomin6 en los altares de cruz habaneros, por lo menos desde bien mediado el siglo XIX, en cambio en muchas poblaciones del interior de la Isla conser- varon carhcter mis piadoso; y aunque tambi6n en ellas la fiesta terminaba en baile-para lo cual, dicho sea de paso, era corriente cubrir la cruz con un pafio-se concedia mayor im- portancia al ceremonial religioso, figurando en 41 una part del rosario con sus correspondientes letanias, a lo que se so- liaan agregar canciones alusivas al acto, que entonaba la con- currencia, ya en un coro general, ya alternativamente en dos grupos corales. ADe d6nde provenian esas canciones? Muchas de ellas, sin duda, de los devocionarios en verso, frecuentes aqui durante el siglo pasado, o de las seeciones po6ticas insertadas en los libros de horas al uso de las escuelas cat6licas de nifios; pero en ocasiones fueron cantares populares, de indole semejante a las pasiones, calvarios, alboradas, ramos y otras coplas religio- sas en que tanto abunda el folklore espafol. Prueba de esto iltimo son los cantares que voy a trans- cribir y que se eantaban en Bayamo (1) en las fiestas de al- tares de cruz en la 6poca inmediatamente anterior al heroico incendio que convirti6 la ciudad en ruinas: cantares sencillos, desprovistos de m6rito artistic, pero eneantadores por el soplo de candoroso fervor que los anima. Ellos traducen bien el tierno afecto que sinti6 Bayamo por la insignia de la cruz, (1) Los cantares que aparecen en este articulo me han sido faeili- tados por mis excelentes amigas bayamesas, las Srtas. Caridad y Mar- tina Nifiez.