AliCHINVO'S DEL FOLKLORE CUBANO aptoilusi6n que lo hace a veces traspasar los limits de la rea- lidad y caer en el campo de lainvenci6n, de la falsedad de su fantasia, pot lo que se le califica muchas veces de embustero; trabajo, en fin, de su mente c nevoluci6n, que lo lleva tan pron- to del terreno paciente al observador, (del curioso mejor di- cho) al muy activo del so:dado, del pelotero, del boxeador, del titritero... etc., actos cuya finalidad, inconsciente al indivi- duo, encierra toda la evoluci6n fisico-psiquica del nilio, g6r- menes en embri6n, de su vocacion o aficiones futuras, y que, fisiol6gicamente, "tiene por fundamento la arritabilidad exce- siva de los mecanismos nerviosos, irritabilidad que oberece, quizAs. a que las neuronas en v(as de crecimiento estin en una situaci6n de equilibrio inestable que facility la ejecuci6n." (1) El nifio cubano, como todos !os nifios del tr6pico, posee, a mis de una imaginaci6d poderosa, una viveza intellectual que muchas veces no correspond a su edad cronol6gica. Asi ve- mos nifios y sobre todo nifias, cursando el tercer o cuarto gra- do escolar o los 8 o 9 afins de edad, y muchos a los 6 afios sa- ben ya leer,escribirycontarcantidadcs hasta la centena. Esa viveza, hija del clima y de la raza, unido al ambiente social en que se desenvuelve, hacen a nuestros nifios precoees e imaginativos. El inocente period de la nifez es en ellos muy fugaz, debido, quizas, mias que a la naturaleza de su ser, a la deficiente educaci6n del hogar, que cuida muy poeo del espi- ritu del nifio en la edad mas plastica y mas sutil de su vida: la edad de las impresiones. Y sin embargo,i cuan faciles de impresionarlos favorable- mente, son nuestros nifios! No screen en hadas, ni en brujas, ni en encantamientos. Ha- cen interrogaciones Ilenas de viva curiosidad, acerca de perso- najes y cosas, cuyos actos les extrafian o atraen y sus preguntas habituales: cdmo es 6stoa? c6mo sucede aquello? estin siem- pre en su mente y en sus labios interrogantes. Y sin career en los heroes de las narraciones, gozan oyendo sus histories, y con alegria infinita been las palabras del na- rrador. (Continuard.) (1) Claparede. Obra citada.