EL FOLKLORE DEL NINO CUBANO go de las colecciones: colecciones de sellos, de insects, de flores, de objetos inservibles, de caracoles, de postales, de bo- las de cristal, etc., pues la cantidad es para 6l preferible a la cantidad." 39-Juegos sociales, tales como las sociedades infantiles, las excursions en padillas, la formaci6n de instituciones benefi- cas o de sport con su directive complete, etc., juegos que ac- tfian eficazmente en la formaci6n de los instintos sociales. 4'-Juegos farmilia'res, propios de las nifias mayorcitas, en los cuales copian la vida del hogar, bien con sus mufiecas, o los mismos nifios entire si, haciendo de papa y mama, de maes- tro y discipulos, de medico y enfermo, etc. 59--Juegos de imitaci6n, como el de las muecas, el de las estatutas, el del espejo, etc., en los cuales el poder de imita- ci6n se desarrolla con gran intensidad, y todos sabemos el gran papel que en el desenvolvimiento psiquico del nifio juega la imitaci6n, instrument, que con el juego, ayuda a desenvolver- se a si mismos, como dice Claparede. En estos juegos de imi- taci6n hay que distinguir dos classes: "la imitacion-juego, en la cual el nifio imita por el placer de imitar, (como los jue- gos anteriormente anotados) y el juego de imitaci6n, en el cual la imitaci6n tiene por objeto, sobre todo, suministrar elemen- tos para el cumplimiento de un acto que se require por si mismo." Asi los veremos jugar a los cow-boys, despu6s de ver una pelicula del Oeste, a los boy-scouts, cuando una parada o una fiesta national, ha hecho desfilar ante ellos a- estos minfiscu- los militares, o bien discutir acaloradamente, en tiempos de guerra, sobre el valor y los hechos de armas de las naciones empefiadas, apropikndose sus nacionalidades. En resume, la importancia que en el desenvolvimiento fi- sico y mental del niflo tiene el juego es de un alcance no bien apreciado todavia. SEs un instinto? No. BE hdbito, ing6nito en el g6nero human? Tampoco. Es mfs bien una tendencia o impulse institntivo, que complete la funci6n y desarrollo de los verdaderos instintos; eampo siem- pre florecido donde la imaginaci6n infantil se desborda, trans- figurando hasta su propia persona, lo que ha hecho exclamar a BalDin que el juego es una autoilusi6n consticiente; pero