REETEO DE PERIODISTAS le permitiesen ahorrar, tampoco pudo por lo tanto enriquecerse. Solo sealvaron los editors y para eso no todos. SQuien le ampara cuando ya sus energies se agotaron y no puede seguir tra- bajando Hasta hace pocos aflos era pavorosa su perspective: la miseria, las ingratitudes, el hospital y el sepulcro. Pero he aqui que durante el Gobierno del Coronel Carlos Mendieta, esa pers- pectiva cahibi6 un poco al dictarse el Decreto-Ley num. 172 del afio 35, establecien- do el Retire Periodistico. Y a virtud de ese Decreto no quedaria ya desamparado: a la vejez tendria un alivio, una pension aunque modest y tambi6n, euando falle- ciese, quedaria su familiar amparada al heredar esa pension. Hasta aqui todo ha ido bien. Se organize eumplidamente la Comisi6n del Be- tiro, se realizaron diversas fiestas para reeabar fondos con destine a la Caja de Ju- bilaciones, se hizo o celebr6 un sorteo de Loteria con igual finalidad. Mas apenas se public que habia ya dinero en Caja, se inici6 el primer ataque a la nueva organicaci6n: de todos los rincones de la Repfiblica surgieron periodistas aspirando al Retiro; barberos-periodistas, farmac6utieos-periodistas, veterinarios-perio istas, zapateros-periodistas... en una palabra: la plaga de amateurs del periodismo a que nos hemos referido al comienzo de este articulo. Y aunque la Ley dice textual- mente que la jubilaci6n solo corresponde a los periodistas profesionales, a los que devengaron sueldos fijos durante afos consecutivos, el enjambre de los invasores persisti6 en sus empefios alegando unos haber publicado poesias amatorias en la ppo- ca de Ra Tomasa, otros haberse desahogado en sus desafueros pre eleetorales en tal o cual fecha y asi por el estilo. La Comisi6n del Retiro, naturalmente no acept6 esas manifestaciones y exigio a los aspirantes el correspondiente certificado. En tales circunstancias algunos de- sistieron de su empefio, reintegrandose a sus profesiones respectivas: el barbero a la barberia, el veterinario a curar mulos, el zapatero a sus zapatos... pero otros no se dieron por veneidos y despuds de empaparse en la Ley con el prop6sito de burlarla (como es costumbre harto arraigada en estos tiempos que corremos) se en- tregaron a la faena de solicitar certificados de empresas editors para reforzar sus pretensiones. He aqui algo inaudito. Pero lo mfs inaudito no fu6 eso todavia: el colmo se advierte en el hecho de que los tales arrivistas tuviesen la suerte de eneontrar impresores que facilmente les firmasen los referidos documents y de esa manera algunos penetraron en el sector que debi6 ser, en todo tiempo, sagrado para ellos, por ser de la exclusive pertenen. cia de los otros, de los periodistas profesionales. Y como esta clase de esfuerzos continfia realizAndose, nosotros, los "aut6nti- cos" del periodismo national, protestamos firmemente ante la Comisi6n del Retira, para que evite el que se nos arrebaten nuestros legitimos derechos, nuestro desean- so bien ganado y el porvenir de nuestras families. Debe pues laborar, con la mayor entereza possible, la Comisi6n del Retiro Perio- distico para atajar tal osadia e inclusive denunciar y hacer castigar por falsedad, a los editors sin escrfipulos que hayan ayudado o ayuden a los susodichos arrivistas. Se impone el que asi aetilen los que hoy tienen sobre sus hombros la gran responsa- bilidad de este nuevo organismo, porque de la seriedlad que ahora le impriman de- penderA la garantia para todos y per ende para ellcs mismos en un pr6ximo future.