Para que nuestra Escuela, la que vamos a inaugurar en el mes de Noviembre inmediato, est6 proyeotada, integramente, en este sentido, se hace indispensable que el nombre que se le dV, constituya por si solo un mn-saje, cn el que cl menos avisado de los pedagogos, perciba plenamente, nuestro propdsito construtivo; y que rehusemos hacer concesiones a ese romanticismo patridtico que nuestro .iglo ni aplaude ni com- prende y que se satisface, s6lo, con inclinarse en actitud reverent ante las palabras trascendentales o los nombres ungidos por la enocidn a la gloria. Si cedijramos a ese pr e3uicio patridtico, dariamos a nuestra Escuela el nomnbre de Jose de la Lua Caballero, del hombre que quiso cstablccer como norma educativa, adelantdndose wi saglo a su 6poca, la de "templar el alma, para la vida", o el de Miralla, educador de la generaci6n de heroes que (fi lo3 cmpos de batalla de nuestra primer guerra por la independencia hubo de dar a la Democracia Cubana como base el respeto absolute de loW ciudadanos a la Ley; o e' de JosC Agustin Caballero, hijo ilustre de La Habana y gran iniciador de la renoraci6n de la Filosofia y ia ensefianza en Cuba, o el de Eafael Maria MeAdcid macertro del Ap'st')l de nuestras libtrtades. Si nos liberamos de ese prejuieco y qucremos que el nombre escogido por nosotros para la Escuela revele a todos la nituraleza intima de nuestro propdsito y contribuya a realizarlo, daremus al nuevo plantel educational el nombrc modesto ie Alfredo Miguel Aguayo, pedagogo de sdlzdos prcstigios iif:ernacionales, que dcsde hace ,incdenta aios, lucha entire nosoiros, por una reatovacicin integral dc nuestros sistemas de enwsefaza y al que debe to Escuela pi!iblii. al menos, si no los mitodos revohecionarios y humans que preconiza en sus producciones, los libros en que nues- tros nifios se instruyen, y al magisterio cubano, las ensefianzas contenidas en sus nu- merosan. conferencias y articulos pedagdgicos. La Revoluci6n Cubana, la Ievolucidn scria y efectiva, que burgueses y proleta- rios, gobernantes y gobernados de.eamos en nuestro pais, tienc para nosotros, un lider, el Maestro, y un arma anica, el libro. Si dsesamos ofrecer a las ge-iracioaes presents, agitadas en las entrailas por un sal ador impulso de renoraci6n integral, prueba irrebatible de la sinceridad de nuestros pinop6sitos recolucionarion,, dcbemos dar a nuestra Escuela, el nombre del Gran Maestro, que antes dc wurgir en nosotros el instinto revolucionario, sentaba ya las bases de la siica Ievolucidn possible, la de la Esouela. Propongo a la Cdmara Municipal, colsiguicntemen~c, que aenerde dar a la en- cuela municipal de nilnas pores, cl nombre del educator de los nmaeotros durante medio siglo, ALFREDO M. AGUAYO. La Habana, Octubre 11 da !93S. Dr. ANTONIO BERUFF MENDI7TA.!. Alcalde Muniipal. Sc *'*i6n do Propiganda