BETIRO DE PEBIODISTAS EL SR. ES PERIODISTA, YO LO IDENTIFICO Por Jos6ede la GUARDIA Rogelio Vald4s de la Torre, el infortunado amigo tan popular en nuestra capi. tal, muerto de un certero balazo en su segunda intentona por quitarse la vida, fue, eon'el autor de estas lines, protagonist de este episodio autentico y humoristico. Pero antes de continuar, permitidme consignar que este Rogelio Vald6s de la Torre de quien os hablo, era el popularisimo Cabeza de 'Huavo, autor inolvidable de un mundo de an6edotas de perenne recordaci6n. Cabeza de Huevo era un contertulio ameno y solicitado en los cendculos perio- disticos. De ahi que frecuentara los teatros habaneros en los que prActicamente se iniciaban nuestras tertulias y "chismoseos". Era pues nuestro querido Cabeza, un redomado botellero que ya se habia aco?- tumbrado a la sabrosura criolla de no pagar en parte alguna. Fu6 tal el abuso, se extendi6 de tal manera el habito de pasar de gorra a pro- senciar las funciones de los especticulos piblicos, que nuestros empresarios deci- dieron poner coto a la invasion y lograron contender bastante la fuerte ofensiva de los sefiores representantes del vidrio, Y comenz6 Payret por dar el ejemplo, sigui6ndole despu6s los demas espectacu- los que circundan el Parque. Los hermanos Saaverio nombraron Administrador del Rojo Coliseo al infortunado Dr. Roberto M6ndez Pefiate, muerto tambhin por dolo- rosa coincidencia como el inolvidable Cabeza, por sus propias manos. Roberto, caballeroso y gentil, no era el hombre apropiado para contener la ava- lancha de botelleros, aquella legi6n de invictos y audaces cruzados, terror de em. presarios y de artists. Y deleg6 en su hermano Rodolfo, hoy Vice Rector de la Universidad, conocedor a fondo del element, para contener el advance siempre triun- fador de aquel ej6reito insumergible. El espionaje comenz6 a actuar cn seguida y los botelleros fueron avisados de la consigna rigida dada a los cancerberos de no dejar pasar a quien no aereditara debida y suficientemente su derecho. La situaci6n era grave pcrque el rechazar en la puerta a un legionario signifi- caba la p6rdida de su derecho para "in eternum".