RETIRO DE PERIODISTAS Muy temprano de mafiana llega a la Redacci6n un joven algo pblido y ojeroso haeiendo cortesias. Ha preguntado al mensajero por el eronista social y al contes- tarle que no eran esas horas de encontrarlo, dijo queria ver en seguida al jefe de informaei6n. Traia una nota important y urgente, asi lo a:nunci6. --Qu6 se le ofrecee -Quiero dejarle los datos bien elaros. -Bueno tqu6 ha sueedido? -Pues una boda anoche a las nueve en Monserrate. -Un moment, voy a complacerlo, l1piz en mano. -Aqui estin los nombres. La novia la bella sefiorita X, los padrinos, los testilos y el cura. -Pero senior veo que falta lo principal. -Es verdad, perdone. iQub noche y qu6 dias! iEl novio soy yo! Me voy corriendo. -Si, ya comprendemos. VAyase, vAyase usted. No pcede perler tie.ipo. Estupefacci6n y earcajadas, que debi6 oir el feliz contrayente bajando las es- caleras del antiguo Colegio de Eseribanos. Los corresponsales de la prensa del interior en la capital, hoy tan bien pagados e influyentes, con oficinas de lujo y servicios complicados: radio-telegrafico-telef6ni. co-postal, van a sonreir compasivos al saber algo de lo que fueron sus precursoro, yo entire ellos. Por un "bolo" diario, y cuidado que el esfuerzo financiero de "El Comerci, de Cienfuegos" fu6 sonado en aquel entonces, me puse con todo entus;as,'o al frer- te de la primera corresponsalia telef6nica en la Habana. No hay que decir que su- primi los gastos de local y al efecto aprovechaba muy temprano los aparatos de "LaT Discusi6n '. A las dificultades de todo lo nuevo se unia la necesidad de trasmnitir noticius tomadas de los cables de la prensa, con citas frecuentes de nombres en diversos idiomas. Esto me obligaba a pedir frecuentes rectificaciones y tambi6n estinulaba el nerviosismo y la fobia de las distancias, elevando el tono de la voz. De cerea cl corresponsal semejaba un desaforado. La tarea resultaba mas llevadera, cuando me tocaba ponerme al habla, all.i en el hilo en la Perla del Sur, con el viejo y notable periodista don Ram6n Sfnch(e Varona, padre de various estimados colegas.' MAs descansado sin duda era para los corresponsales de antafio, enviar cr6nic - y trabajos de todas clases'por la via postal. Pero la recompensa era menor y sobr todo insegura. Recuerdo que un peri6dico de Baracoa o de Sagua de Tanamo, soli c&taba, muy en serio, articulcs "'vibrantes" por dos pesos. Contetci6ni al canto: ipor ese precio no se puede vibrar mucho"