ZETIIO DE PERIODISTAS Arnaut6, al leer tan ins61ita misiva, erey6 que era una broma pesada de algin amigo suyo. Mas luego, aconsejado por persona de su intimidad, con la mayor cautela possible fu6 en busca del gran patriot don Perfecto Lacoste, que Arnauto no ignoraba ejercia la presidencia del Comit6 revolucionario de la Habana. Lacoste eoncedi6 a la noticia la real importancia que tenia, y decidi6 salvar la libertad, y quizds la vida, del valiente escritor revolueionario. Y al dia siguiente, habiendo obligado a Arnaut6 a pernoctar on su propia casa, habilmcnte disfrazado lo enrol6 como marinero del vapor americano "Olivette", a cuyo bordo lleg6 sin incidencias a un seguro puerto de la Florida. Esto que aqui relato es rigurosamcnte veridico. El propio Arnaut6 lo relate luego en "El Reconcentrado", euando reanud6 su publicaei6n en la Habana, des- puds de la derrota de Espafia. Yo he referido en mks de una ocasi6n c6mo las fogosidades de Eva Cane!- hembra con recio temperament varonil-por sus constantes desahogos en "El Co- mercio' decidieron al bondadoso general Blanco a deportarla de Cuba, pese a su rancio espaTfolismo, pues atacaba al regimen auton6mico-filtima carta de la sobe- rania espafiola en America-con epilepsias de weyleriana fanAtica. Para Buenos Aires, la hermosa capital argentina, sali6 la libelista iracunda, bien provista de al- gunos millares de pesos, que determinados funcionarios de Palacio afirmaban Ile- gaban a cien mil, proporcionados por el propio marquis de Pefia Plata. N6tese cuin distintas eran las costumbres de la 6poca a las bochornosas qua hoy prevalecen. Dos adversaries ardorosos, al servic;o de dos ideologias antit6ti- eas, en pleno fragor de pasiones desbordadas, Ilega un moment en que la conducts se amolda a reglas de noble hidalguia. Hoy, triste es reconocerlo, abundan los de- latores sin m6viles de interns director ni excuses de apasionamientos partidaristas. Son delatores, como ciertas mujeres son livianas: por ausencia total de sentido moral y puro placer morboso... COMO UN FAMOSO SUELTO QUE NO PUDO 8ALIR EN "EL PAIS", LO PUBLIC "LA LUCHA". En 1892 desempefiaba la carter de Ultramar, en el gobierno de la monarquia espailola, don Francisco Romero Robledo, apodado "el polio de Antequera". El sistema electoral vigente en Cuba exigia el pago de veinticinco pesos de contribu- ei6n direct al Estado, para ser elector; y como entire los cubanos abundaban los pequeios propietarios rurales, la Metr6poli (lease su gobierno) rebaj6 a redueidas sumas los tributes por tal concept, deliberadamente. Como contribuyentes, Espaiia aliviaba a sus colonos de Cuba; pero, al mismo tiempo, los anulaba para ejercer el derecho del sufragio... Las continues protests por tan abominable sistema, llegaron hasta el desp:- cho del senior Ministro de Ultramar, que se apresur6 a hacer pfiblicas declaraciones de que 61 iba a hacer grandes reforms a la ley electoral. Y cuando en Cuba se eonocieron las proyectadas reforms, se produjo p.rofunda indignaci6n, pues repi- tiendo las villanias de 1837, cuando expulsaron dr las Cortes a los diputados euba- nos, se vi6 claro que las iniciativas de Romero Robledo eran nuevos agravios, burlas y esearnio. Sin alterar la tributaci6n fiscal, que impedia praeticamente a los eampesinos propietarios figurar en el conso de eleetores, a las excepciones per